8 de noviembre de 2005

EL HOMBRE TRANQUILO

Hay personajes de los que, dado el papel que desempeñan en la sociedad, se espera sólo lo esperable. De un entrenador de fútbol, por ejemplo, que sepa sacar el máximo provecho a sus jugadores de acuerdo a las capacidades que éstos posean individual y colectivamente. Y que hable casi siempre de fútbol y poco más. Algunos (patético el caso del seleccionador Luis), cuando se salen de ahí meten la gamba y hasta el corvejón. Recuérdese aquella memorable motivación a Reyes en torno a un negro muy famoso y casi el conflicto diplomático en que nos metió con el Reino Unido por querer sacar pecho ante los periodistas de su feísima y añosa Majestad. Sin embargo, siempre hay excepciones y conviene destacarlas para que nadie se ampare en estereotipos y banalidades. Ya que estamos con entrenadores, sigamos con ellos. Hay uno al que admiro bastante por su temple, deportividad, sabiduría, discreción, saber estar y otro montón de cosas buenas. Hablo de Frank Rijkaard, entrenador del C.F. Barcelona y al que se debe en buena medida ese magnífico fútbol que los culés realizaron el año pasado y éste y que les llevará a una buena morterá de títulos, si no se tuercen las cosas en este siempre veleidoso mundo de la puñetera pelotita. El verano pasado leía una extensa entrevista realizada al bueno de Frank en la que ponía de manifiesto que no sólo sabe mucho de fútbol sino que tiene la cabeza y las ideas muy bien puestas en muchos órdenes de la vida. Como es una rara avis en el mundo del peloteo, aquí van algunas de las cosas que dijo a modo de homenaje sincero. ¡Hoy –sin que sirva de precedente- toca incienso! Lo merece el tipo, qué demonios. Lo importante es creer en ti mismo, ser auténtico, no querer ser lo que no eres, no copiar. Y lo que hace funcionar el sistema es que los jugadores perciban que el entrenador cree en lo que dice y que es leal a sus principios. El fútbol no debe perder nunca su raíz popular pero no se puede negar, que como muchas cosas del mundo, también está cambiando. (…) Si el mundo se globaliza cultural, económica y políticamente, ¿cómo evitar que se globalice el fútbol? Pero eso no debe hacer olvidar que la gente acude al campo para ver jugar a un club con el que se siente identificado. El fútbol tiene un papel importante en el mundo porque es el deporte de masas con más impacto popular. Hoy tácticamente ya está todo inventado. La clave consiste en encontrar el sistema que haga que tu equipo consiga el éxito sintiéndose cómodo jugando. Una de las claves del éxito es conseguir que los jugadores rindan de forma colectiva. Es cierto que en el Barça hay más tensión interna que en otros clubs. Aquí se cruzan muchos intereses en todas direcciones. Digamos que es un club ruidoso. Cuando era jugador, de todos mis entrenadores aprendí algo. Pero sobre todo que aquello que te puede haber funcionado en el pasado quizá no te funcione en el futuro. Cada día debes buscar tu fórmula. ¿Cuál es sobre la vida su gran cuestión? – La gran cuestión….es buscar y conseguir paz y tranquilidad. El tipo que es capaz de gobernar (y apenas sin quejas) a ese ganado tan complicado como es un vestuario formado por jóvenes muy ricos, guapetones, famosos, caprichosos y venidos de medio mundo, merece un pequeño monumento antes de que –cualquier día próximo- le pongan de patitas en la calle, como ley absurda de vida. Como señalaba el periodista en la entrevista citada, “Rijkaard es un entrenador que pone inteligencia donde otros colocan vehemencia; sensibilidad donde otros sitúan arrogancia; generosidad donde otros ubican mezquindad”. Rijkaard vive el fútbol de una manera distinta y eso se nota mucho. No grita. Rehuye la fama y los focos siempre que puede. Es consciente de que son los jugadores quienes ganan los partidos y que el éxito colectivo debe anteponerse siempre a la vanidad personal. La pena es que el personaje del que depende (un tal presidente, un tal Laporta) es menos de fiar que un zorro en un gallinero. Pero si fuese el ínclito don Florentín tampoco lo tendría claro y no digamos otros grandes personajes de las presidencias futboleras hispanas, continuando por el aguachirle ese del At. De Bilbao y acabando por el extra cinematográfico que corta el bacalao en el At. De Madrid. Rijkaard, mantente tranquilo y tú a lo tuyo. Y que el presi siga haciendo ruido hasta que se quede sordo, mudo o las dos cosas a la vez.

2 comentarios:

la aguja 11/11/05, 22:51  

Si tan bien amueblada tiene la chapeta como dices, cosa que no dudo por venir de ti, estoy convencido de que el señor Rijkaard dejará el Barça al final de temporada. Gane lo que gane o lo que deje sin ganar. La experiencia demuestra que los entrenadores, al igual que los presidentes de gobierno, sólo deben repetir una vez.

Juan Puñetas 13/11/05, 19:05  

Amigo Luis, Rijkaard es el tuerto en el país de los ciegos futbolísticos. No esperes -ni espero- que se vaya en pleno éxito. Aunque sé de otro entrenador (también otro tuerto) que fue echado del equipo en pleno disfrute del éxito. ¿Recuerdas? Un tal Del Bosque, educado, discreto y tal. Desde entonces el Madrid no ha levantado cabeza. Y es que cualquiera sabe qué es lo mejor en estos casos...

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