MILAGRO EN EL BERNABEU, INFIERNO EN SEVILLA
Leñe, que no se iba a ir el Puñetas de rositas sin pergeñar unas letrajas en torno a los famosos derbys descerebrantes entre el Madrid-Barça y el Betis-Sevilla del pásado sábado. Que es demasiada tentación pal cuerpo y uno es demasiado humano. Así que esta vez he decidido esperar a la finalización de ambos ritos balompédicos. A ver qué pasa, me dije antes de su inicio.
-En el Bernabeu se va a montar la de San Quintín, y en Sevilla va a arder hasta la Giralda –me decía a priori lamiéndome los colmillos y viendo como la canallesca de la prensa deportiva y no deportiva empezaba a echar leña al fuego purificador, buscando ganancia de ejemplares.
En el campo del Madrid se torció el guión. Aquello no fue una vendetta por el indigesto apoyo laportiano al Estatut, ni una revancha rebosante de anticatalanismo ni un fusilamiento a Etoo por sus exultantes insultos a la Casa Blanca florentinada, allá por el verano pasado. ¡Horror, el personal se puso a aplaudir al equipo rival y a su líder, un tal Ronaldinho! Y claro, como por una vez la noticia fue que el hombre mordió al perro, pues no veas la matraca que nos han dado con el aplaudimiento de la afición merengue hacia el nuevo emperador peloteril.
Es curioso que lo que debería ser la normalidad de cualquier partido futbolero, o sea, que la gente aplauda al equipo rival si éste gana o juega mejor que el de casa, resulte ser NOTICIA. Vamos, ¡es que cualquier día un periodista me ve cediendo el asiento en el autobús a una viejecita y me saca en portada! Por ser cortés y respetuoso. Se ve que al fútbol hay que ir a cagarse en la madre que parió (y de ahí para arriba) al árbitro, a los jugadores rivales y a la afición enemiga. Todos los estadios de fútbol deberían poner al lado de los tornos de entrada al recinto, el siguiente cartel: “Se ruega dejen en el suelo cualquier vestigio de buena educación, de respeto a los jugadores del equipo visitante, de amabilidad hacia el árbitro (el pobre…), cualquier mínima regla de urbanidad. En caso contrario, nuestros vigilantes jurados están autorizados a ponerle de patitas en la calle o llamarle “cretino””.
En Sevilliya, donde los jugadores y aficionados del Sevilla y del Betis se tienen que ver las caras necesariamente todo el año, anduvieron por donde suelen: por el infierno. Y qué se puede esperar viendo los cabezas de huevo que presiden dichos equipos. Y qué se puede esperar de Carnicerito Navarro, defensa central del Sevilla, experto en despieces de piernas ajenas o del raquítico, mentirosillo y provocador Dani, delantero bético, que apenas puede sostenerse medio metro por el campo sin poner pie a tierra, unas veces porque lo tumban los defensas rivales (es tan poquita cosa…), otras porque se tira el amigo para disimular y engañar.
-¡¡¡Ay, ay, ay…..ay.. ay….!!! -Jodé, a Dani le han partío la pierna….
-Que no, tío, que es que está ensayando pa la Semana Santa…. -
¿Todo el año?
-No, sólo cuando es tiempo de Liga.
Hasta en los vestuarios hubo bronca. Y es que ya no hay ni intimidad para que los publicitados futbolistas puedan esconder sus vergüenzas. Ya hasta los entrenadores, que se supone que deben poner orden y cordura en este invento, se dedican a pegar patadas a energúmenos disfrazados de delegados de campo, como hizo la otra noche el calenturiento entrenador del Betis con la maleducada “autoridad” sevillista.
Y; ¿saben vuesas mercedes en qué ha acabado toda esta historia barriobajera? ¿Con medio centenar de perturbadores del orden público declarando en la Comisaría? ¿Con castigos ejemplares para que ni Carnicerito ni el chico del teatro vuelvan a vestirse de corto hasta que llegue el carnaval? ¿Con supresión de la licencia de don Serra Ferrer hasta que apruebe un cursillo acelerado de buena educación, donde se le diga que está muy feo eso de dar patadas a personal laboral del equipo rival? ¿Con el cese fulminante del aguerrido delegado de campo sevillano, que se pasa por el forro y la entrepierna sus propias funciones laborales? ¿Con el cierre de los vestuarios del Sevilla durante un par de meses, lo que obligaría a que sus jugadores tengan en los próximos partidos que llegar al campo con los calzoncillos puestos? ¡Pero qué inocentes e infantiles son vuesas mercedes!
Et voilá: un partidillo de suspensión al Carnicerito para que siga aprendiendo a maquillarse esos ojitos felinos y 300.000 de las antiguas pesetillas al entrenador del Betis, algo así, como una propinilla en un “señor” que gana una millonada al año. Y ná más, si te he visto no me acuerdo, tararí que te vi y hasta la próxima. Buenos modales y educación para esa chavalería a la que le están sorbiendo el seso con este espectáculo XXX que aquí algunos llaman todavía “fútbol”. Si eso es fútbol, yo soy Santa Teresa de Calcuta. Pero ya que hablamos de la auténtica pornografía (no la que gira en torno al sexo, si no al seso), citémonos para el próximo día, que nos pillará aún más relajados. La función se titulará: fútbol XXX. Tolerada para todos los públicos, sin el más mínimo pudor ni reparo ni recato.
-En el Bernabeu se va a montar la de San Quintín, y en Sevilla va a arder hasta la Giralda –me decía a priori lamiéndome los colmillos y viendo como la canallesca de la prensa deportiva y no deportiva empezaba a echar leña al fuego purificador, buscando ganancia de ejemplares.
En el campo del Madrid se torció el guión. Aquello no fue una vendetta por el indigesto apoyo laportiano al Estatut, ni una revancha rebosante de anticatalanismo ni un fusilamiento a Etoo por sus exultantes insultos a la Casa Blanca florentinada, allá por el verano pasado. ¡Horror, el personal se puso a aplaudir al equipo rival y a su líder, un tal Ronaldinho! Y claro, como por una vez la noticia fue que el hombre mordió al perro, pues no veas la matraca que nos han dado con el aplaudimiento de la afición merengue hacia el nuevo emperador peloteril.
Es curioso que lo que debería ser la normalidad de cualquier partido futbolero, o sea, que la gente aplauda al equipo rival si éste gana o juega mejor que el de casa, resulte ser NOTICIA. Vamos, ¡es que cualquier día un periodista me ve cediendo el asiento en el autobús a una viejecita y me saca en portada! Por ser cortés y respetuoso. Se ve que al fútbol hay que ir a cagarse en la madre que parió (y de ahí para arriba) al árbitro, a los jugadores rivales y a la afición enemiga. Todos los estadios de fútbol deberían poner al lado de los tornos de entrada al recinto, el siguiente cartel: “Se ruega dejen en el suelo cualquier vestigio de buena educación, de respeto a los jugadores del equipo visitante, de amabilidad hacia el árbitro (el pobre…), cualquier mínima regla de urbanidad. En caso contrario, nuestros vigilantes jurados están autorizados a ponerle de patitas en la calle o llamarle “cretino””.
En Sevilliya, donde los jugadores y aficionados del Sevilla y del Betis se tienen que ver las caras necesariamente todo el año, anduvieron por donde suelen: por el infierno. Y qué se puede esperar viendo los cabezas de huevo que presiden dichos equipos. Y qué se puede esperar de Carnicerito Navarro, defensa central del Sevilla, experto en despieces de piernas ajenas o del raquítico, mentirosillo y provocador Dani, delantero bético, que apenas puede sostenerse medio metro por el campo sin poner pie a tierra, unas veces porque lo tumban los defensas rivales (es tan poquita cosa…), otras porque se tira el amigo para disimular y engañar.
-¡¡¡Ay, ay, ay…..ay.. ay….!!! -Jodé, a Dani le han partío la pierna….
-Que no, tío, que es que está ensayando pa la Semana Santa…. -
¿Todo el año?
-No, sólo cuando es tiempo de Liga.
Hasta en los vestuarios hubo bronca. Y es que ya no hay ni intimidad para que los publicitados futbolistas puedan esconder sus vergüenzas. Ya hasta los entrenadores, que se supone que deben poner orden y cordura en este invento, se dedican a pegar patadas a energúmenos disfrazados de delegados de campo, como hizo la otra noche el calenturiento entrenador del Betis con la maleducada “autoridad” sevillista.
Y; ¿saben vuesas mercedes en qué ha acabado toda esta historia barriobajera? ¿Con medio centenar de perturbadores del orden público declarando en la Comisaría? ¿Con castigos ejemplares para que ni Carnicerito ni el chico del teatro vuelvan a vestirse de corto hasta que llegue el carnaval? ¿Con supresión de la licencia de don Serra Ferrer hasta que apruebe un cursillo acelerado de buena educación, donde se le diga que está muy feo eso de dar patadas a personal laboral del equipo rival? ¿Con el cese fulminante del aguerrido delegado de campo sevillano, que se pasa por el forro y la entrepierna sus propias funciones laborales? ¿Con el cierre de los vestuarios del Sevilla durante un par de meses, lo que obligaría a que sus jugadores tengan en los próximos partidos que llegar al campo con los calzoncillos puestos? ¡Pero qué inocentes e infantiles son vuesas mercedes!
Et voilá: un partidillo de suspensión al Carnicerito para que siga aprendiendo a maquillarse esos ojitos felinos y 300.000 de las antiguas pesetillas al entrenador del Betis, algo así, como una propinilla en un “señor” que gana una millonada al año. Y ná más, si te he visto no me acuerdo, tararí que te vi y hasta la próxima. Buenos modales y educación para esa chavalería a la que le están sorbiendo el seso con este espectáculo XXX que aquí algunos llaman todavía “fútbol”. Si eso es fútbol, yo soy Santa Teresa de Calcuta. Pero ya que hablamos de la auténtica pornografía (no la que gira en torno al sexo, si no al seso), citémonos para el próximo día, que nos pillará aún más relajados. La función se titulará: fútbol XXX. Tolerada para todos los públicos, sin el más mínimo pudor ni reparo ni recato.
2 comentarios:
Muy grande. Tienes toda la razón. Es una verguenza en lo que estamos convirtiendo el fútbol.
Cierto es que es noticiable lo que no se produce a diario. Pero mira tú, que en un partido de rugby, donde se sacuden de lo lindo, unos se hacen el pasillo a los otros y las aficiones respetan los himnos y aplauden conjuntamente al mejor equipo. Y abuchean a los jugadores que se dejan llevar por esas tan socorridas "pulsaciones" que parece que sólo se elevan en el fútbol. La cosa se está desmandando, pero el cuerpo va aguantando. Poco a poco el filón se va agotando. Aunque aún quedan muchos muchos años hasta que la teta se seque.
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