31 de marzo de 2006

AL FINAL NO HAY HUELGA



Los árbitros de la Liga Española de fútbol han estado amenazando en los últimos tiempos con hacer huelga de pito en la jornada de liga de este fin de semana. Mientras que al Puñetas se le hacía la boca agua, en los mundillos futboleros y politiqueros se encendían todas las alarmas pues un país puede sobrevivir al acoso pertinaz de una banda terrorista, a la corrupción de algunas de sus autoridades, a las estupideces de los famosuelos de medio pelo que lucen cretinez perpetua en los programas del corazón, pero salir indemne de una huelga arbitral que dejase temporalmente en paro a los Ronaldinhos, Ronaldo y cía, eso no habría país civilizado que lo pudiese aguantar y menos el de las Españas.



El Puñetas ya veía venir centenares de divorcios (¿quién es la guapa que aguanta al pelanas del marido subiéndose por las paredes a consecuencia de la adrenalina no expulsada en la jornada liguera?), incrementarse el número de accidentes domésticos y aumentar el índice de depresiones y ataques epilépticos. Afortunadamente de todo ello nos hemos salvado gracias a la “cagalera” habitual de los trencillas. Porque los pobres, ninguneados y puteados por todo bicho viviente, tienen el orgullo propio por los suelos. Cómo tenerlo cuando cincuenta mil o cien mil personas te llaman de todo menos bonico. Pero éstas pagan para ello, más ¿qué hacemos con esos tíos del micro y de las teleles que siempre están echando la culpa al arbitrucho de turno? Claro, como ellos pueden ver las jugadas un millón de veces a cámara lenta… Así arbitra cualquiera. Así son tan listos… ¿Y qué hacemos con los jugadores, más preocupados de engañar al árbitro que de jugar bien al fútbol? Les pido que efectúen el siguiente experimento futbolil. Vean un partido de fútbol de manera desapasionada, tal y como si estuviesen haciendo una vivisección a una mariposa, por ejemplo cuando jueguen dos equipos que no les hagan ni tilín ni tolón, y dedíquense a contar las veces que los jugadores hacen teatro del bueno (algunos son mejores actores que Luis Varela) buscando un penalti, cayéndose al suelo en contacto con el aire pero haciendo como que el rival les ha empujado, etc. Aseguro, porque el experimento lo he realizado ya muchas veces, que la cuantificación de los dos equipos pasa de la treintena de veces.



Esta vez parecía que los tipos sin los cuales no hay partido de fútbol (los árbitros, claro) se iban a plantar por un dinero no cobrado (una miseria comparado con el papel crucial que desempeñan) pero al final se han rajado, como siempre. Y es que ellos “cobran” a todas horas. Encima sus jefes se lo ponen a huevo para que siempre estén en la picota y así actúen de pararrayos de la irritación social, o sea, furbolera. Ni una moviola a pie de campo para examinar en un pis pas la jugada conflictiva, ni un detector electrónico que indique que la pelotita traspasó la línea de gol de la portería, ni siquiera un asesor colgado de las pantallas para susurrarle al oído que de penalti nada, que el delantero se echó al suelo simplemente para atarse el cordón de la bota izquierda. Nada de nada. Si todas las perrerías y dificultades que se ponen a estos empleados del pito se les hiciesen a la mayoría de los trabajadores, estaríamos de huelgas hasta los mismísimos. Pero estos tipos es que tragan lo que les echen. No se sabe si por masoquismo aprendido o innato. Y, sin embargo, a este juntaletras le parece que son los personajes más sanos del fútbol. No espero que nadie me diga, tiene usted razón, caro Puñetas. No los defiendo por sistema, pero sí me parece que normalmente son los más inocentes de la película. Un poco cortos, tímidos y vergonzosos sí que son, porque es que a más de un jugador que se dedica a decirles lo que tienen que pitar en vez de ponerse a marcar goles, yo le metía el silbato en la boca ante los vociferantes cien mil espectadores y le decía:



-Arbitra tú, capullo.



Menos mal que pronto se extenderá como el aceite la única medida que los dirigentes futboleros han pergeñado para hacerles la vida más fácil y que ya se ve en algunos partidos de Champion Li: esos auriculares tras los que –esto es una primicia mundial del Puñetas- suena siempre una música relajante para que –por si acaso- no se pongan de los nervios ante tanta presión del respetable público y de los maleducados jugadores y, cabreadísimos, se líen a repartir mandobles a diestro y siniestro. Suelen contenerse a la hora de manifestar cualquier tipo de emoción negativa ante el fiero entorno, pero nunca se sabe… Con el inventito del auricular, ya ni esa remota posibilidad será posible.


PD: Sólo arbitré una vez un partido de fútbol en mi vida, a unos chavales de dos ciudades distintas en un campamento veraniego allá por el Pleistoceno, cuando el fútbol todavía no era una religión y cuando había más fair play que ahora. Cuando llevaba veinte minutos de encuentro les dije a los jugadores: “ahí os quedáis, imbéciles”. Y hasta ahora. A lo mejor tan negativa experiencia me ha traumatizado y por eso ando por estos derroteros. Yo creo, más bien, que la misma me curó el masoquismo que nos inculcan desde pequeñitos. Pero ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito ni arbitrado.

2 comentarios:

Leonardo 2/4/06, 2:43  

Muy bueno el blog como siempre.
Saludos.

la aguja 5/4/06, 11:41  

El adocenamiento de los trencillas es proverbial. Es como si ya asumieran, por el hecho de ser árbitro, que no tienen derechos. Ni en el campo ni en los despachos.

Pero estoy empezando a pensar malévolamente. Tal vez sea que no quieren llamar la atención sobre sí porque tengan algo que ocultar.

En el culebrón arbitreril hay que anotar también aquel amago de protesta en el que algunos de estos semi-hombres (que no semi-dioses) lloriqueban porque a sus hijos también les trataban mal en el colegio. Patética aquella pantomima que representaron.

¿Cómo pretenden dispensar autoridad en el campo si en los despachos les toman el pelo y nadie los toma en serio? Nadie más que ellos tiene la culpa de su situación. Y es que cada uno tiene lo que se merece.

A partir de ahora me voy a pasar al otro bando y les voy a dar caña por apocados, ya que quien no quiere defenderse no merece que le defiendan.

  © Blogger template 'Greenery' by Ourblogtemplates.com 2008

¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).