28 de marzo de 2006

AQUÍ PAGO YO



El año pasado, por estas fechas, me cachondeaba sanamente de los moteros, esos bichos raros que son capaces de pegarse un atracón de kilómetros montados en un loco cacharro para ir a ver una carrera de motos y luego vuelta a deshacer el camino rodado. Este año me voy a tomar la cosa menos burlescamente.


Domingo 26. Gran Premio de Jerez. Primera prueba del Campeonato del mundo de Motos en sus diversas cilindradas. Desde hace varios días los moteros han inundado la ciudad gaditana. Muchos jerezanos están que echan las muelas: se acabó la paz y la tranquilidad. Aficionados venidos desde el más allá montan unas fiestas y broncas que te cagas. Ya se sabe: mucho alcohol, gasolina y ruido. Demasiada ostentación por parte de numerosos mastuerzos sobre dos ruedas que intentan presumir del poco cerebro que tienen. La ciudad sin ley, en la que miles y miles de recién llegados campan a sus anchas, cortan calles para hacer sus numeritos y llenan media ciudad de basura. “Los hoteles están a rebosar”, dicen los politiquillos locales de turno, sacando pecho, incluidas las señoras. Que les pregunten al personal de a pie. Cuando acabó el espectáculo ya se contabilizaban 9 muertos en la carretera y en la ciudad. No está mal para una celebración tan festiva.



¿Y de quién fue la bella idea de montar un circuito en Jerez, tierra de caballos y vino, es decir, lo más alejado al mundillo de las motos? Pues la parida salió hace más de veinte años del caletre de un señorito jerezano llamado Pedro Pacheco, alcalde de la ciudad desde el inicio de la transición política y que todavía anda comiéndose el turrón por el Ayuntamiento, aunque con menos éxito. ¿Qué hago yo para pasar a la posteridad? –vino a preguntarse el amigo. Y se montó un circuito para sus ratos libres. Naturalmente que el dinero no lo puso de su bolsillo. Como era de esperar, dado que su partido no era quien mandaba en la Junta de Andalucía ni en el gobierno de la nación, contó con pocas ayudas de las restantes administraciones. Así que la ciudad ha tenido que sufragar sola las multimillonarias facturas que han ocasionado las pruebas. Pero ahora resulta que quien gobierna en el Ayuntamiento jerezano es una señora socialista del PSOE y, claro, el gobierno andaluz ha decidido que a una camarada no se la deja en la estacada, así que se ha abierto una autovía de acceso al circuito aún no recepcionada y se han puesto 1.130.000 euros para el vigésimo gran premio del domingo pasado, que se unen a los cuatro millones ya aportados como opción de compra del circuito. O sea, que el Puñetas ya está pagando con sus impuestos el tingladillo del circuito de Jerez. Como hacen, por cierto, los ciudadanos de Cataluña, Valencia o Madrid con los suyos. Y es que es encantador esto de que las administraciones públicas tiren a espuertas el dinero de los contribuyentes en negocios privados como, por ejemplo, el de las motos. Después no hay dineros para otras cosas más importantes (sanidad, educación, farolas, medio ambiente…), pero eso qué.



Acabo. El señorito Pacheco (actualmente primer teniente de alcalde) ha inundado su ciudad recordando que él es el responsable de la existencia del circuito, aunque nada ha dicho del pastón que le ha sacado a los jerezanos (ahora también pagamos el resto de los andaluces) para que su juguetito funcionase durante estos años. Pero los señoritos son así: echaos palante con la pasta ajena. Encima muchos les ríen las gracias en vez de salir detrás corriéndolos a gorrazos. Si es que estamos más domesticados…

1 comentarios:

la aguja 30/3/06, 12:44  

¿Los hoteles llenos? Pues claro, hombre. ¿A dónde va la pasta que di que genera el circuito? Pues a los propietarios y terratenientes.

Y así, el rico es más rico y el pobre es más pobre, pues le han sacado la pasta para el circuito en vez de para lo que verdaderamente es el dinero público.

Y digo yo, si tan rentable es un circuito, ¿por qué no lo hace la iniciativa privada? Esos que han llenado sus hoteles.

El día que se enjuicien todas estas barrabasadas que se están haciendo con dinero público... Como el dinero público que ha ido al fútbol profesional. Curiosamente todo en beneficio del bien común.

Pero, como dices, el bien común no deben de ser escuelas e institutos, hospitales y centros de salud, bibliotecas y museos, alumbrado y saneamiento, carreteras y ferrocarriles...

Siempre habrá aplaudidores (que decís en Andalucía) y palmeros de los gerifaltes entre el pueblo llano; falta de cultura, falta de información, falta de criterio, falta de raciocinio... No interesa enseñar al pueblo a pensar por sí mismo.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).