QUÉ POCO HUMOR VA QUEDANDO POR AHÍ...
Soy un enamorado del buen humor. Quiero decir, del humor inteligente, sea blanco, negro, irónico o satírico. Me crié leyendo a los grandes personajes del TBO, fuesen de comic o de texto. Me zampaba como agua de mayo los números de “la revista más audaz para el lector más inteligente”, o sea, “La Cordoniz”. Bebía durante horas los libros de Mihura, Tono, Alvaro de Laiglesia, Jardiel Poncela…Todo personal autóctono, del país… Y nuestros humoristas gráficos, los que en una viñeta eran capaces de hacer una editorial completa. De aquellos humorísticos tiempos qué poco queda. Hoy día más bien veo malhumor, una palabra que define simultáneamente dos grandes males de nuestro tiempo: la burrez y malafollá del personal, que se cabrea y enfada por cualquier nimiedad y el nulo o pésimo sentido del humor con que adornamos nuestra cocorota y cerebrín.
Hoy me van a perdonar esta disgresión sobre el humor al hilo del genial dibujo de Pachi, publicado en el diario SUR el domingo pasado. Humor no es contar el mismo chiste de toda la vida, sólo que cambiándole el nombre al protagonista. Humor no es decir una bastedad o burrez jugando con la entrepierna pensante. Tampoco considero humor el hacer gracia con las desgracias ajenas. Como he oído en más de una ocasión a gente de la farándula, es más difícil hacer reír que llorar. Así que hecho de menos el sanísimo humor de mi niñez y juventud. Y es que igual que faltan guionistas en el terreno de la creación (menos para hacer cosas violentas y fachosas), adolecemos de humoristas de primera división. Y los pocos que quedan van muriendo por la edad y el aburrimiento. Hace unos días se nos fue el bueno de MENA, cuyo dibujo en el ABC era lo primero (y a veces casi lo último) que me echaba a la cara. Si algunas veces compraba el diario era sólo por leer la viñeta de Mena. Y eso me pasa ahora con Pachi e Idígoras, por ejemplo. Sin ellos, los diarios SUR y EL MUNDO no valdrían ni la décima parte.
Lo peor de todo es que la crisis de “profesionales” del buen humor es un reflejo fiel de una carencia más lamentable: la falta de humor inteligente (que nunca es soez, ni fácil, ni estúpido) que suele tener el personal de a pie, o sea, los curritos que nos movemos todos los días de aquí para allá sin saber ni a donde vamos ni qué queremos. Ya es sintomático (aunque hay que reconocer que la cosa viene de antiguo) que en el mundo de la política, la economía o la religión el humor brille por su ausencia. En el mundo del deporte (¡¡ por fin aterrizas, Puñetas !!) ya ni te cuento. Salvo la salsa que pone alguna que otra afición –estoy pensando en la del Cádiz, por cercanía y por ejemplo- todo lo demás son caras largas, crispación, energumenismo, babosidad, poses hechas, majaderías maracanianas y mensajillos SMS emitidos por una pandilla de huidos del frenopático. Aquí nos reímos mucho pero nadie se toma las cosas con fino humor. La falta de costumbre y de materia gris hace que muchos ya no sepan distinguir entre una frase irónica y una cachondez pedorrera, entre una aguda sorna y una sopa de avecrem. Verán el día que el bueno del Ronaldinho comience a declinar. Su bella e ingenua sonrisa será calificaba por más de uno de rictus bobalicón y subnormal. Y es que muchos no sólo viven instalados en el malhumor si no que aborrecen al prójimo bienhumorado. Pues que les den morcilla.
3 comentarios:
Como entusiasta del humor que se declara, le invito a visitar mi blog, donde unos cuantos amigos nos reímos a diario a base de puro ingenio, sin necesidad de insultar a nadie.
Sobre el humor en el deporte yo siempre recuerdo a Serré. Te dejo esta página donde se habla un poco de su obra y aparecen algunos dibujos suyos. Pinchando en ellos tendrás una imagen mayor.
Cierto que expresar en una sola viñeta todo un pensamiento es complicado. Y hacerlo sin palabras, aún más.
Publicar un comentario