DOS NAUFRAGIOS: EL TITANIC Y LA PATERA
Hoy tomo prestada la pluma del escritor malagueño Antonio Soler, autor de éxito y fino analista de la actualidad, que el domingo pasado publicó en el diario SUR un artículo titulado “Fútbol” en el que recoge algunas ideas ya expresadas modestamente por el Puñetas en algunos comentarios, aunque más bellamente puestas en negro sobre blanco, así como otras la mar de sugerentes: ese Málaga, descendido a Segunda División, comparado con una patera a la deriva, en contraste con el Real Madrid Titanic... De las dos ilustraciones, la primera se publicaba en el mismo diario y día por el genial Pachi mientras que la segunda es original del Puñetas. A disfrutar mientras se pueda, amigo deportista...
“TRATANTES de ganado fino. Pura fibra atlética, pieles de color caoba, mulatos. Los viejos esclavos animando el circo. Ronaldinho, tanta magia retransmitida por todos los satélites que flotan alrededor de nuestro planeta. Vikingos, sarracenos, legiones extranjeras. El fútbol es el mundo. Una vez vi un portento de inteligencia que se llamaba Cruyff, sus piernas trabajaban como el compás de un arquitecto. Su cabeza también era la cabeza de un arquitecto. Sólo que a su lado estaban los constructores, los dueños del suelo que pisamos. Ese púlpito que desde los circos romanos y las iglesias se ha trasladado al palco de los estadios. Un aire irrespirable de puros de medio metro y políticos en trance. Gobiernos en la sombra, ellos otorgan el pan o la desgracia cada domingo por la tarde.
Los telediarios se abren a veces con ellos, futbolistas y patrones de futbolistas, como si fueran un terremoto en África o un infarto en Wall Street. El Real Madrid es el Titanic, dice Antonio Banderas. Ese naufragio anda removiendo la economía de la capital, de media España. Hay alianzas, frentes comunes, apoyos financieros, estrategias para las elecciones de los saltimbanquis más poderosos en la historia del planeta. Opas y contraopas. Un presidente anciano que remontándose a la profundidad de la caverna se define como español, una cooperativa extranjera enterrada en dinero. Galácticos.
El Titanic. Sí. Y aquí, a orillas del Mediterráneo, como no podía ser de otro modo, tenemos una patera a la que un marengo aburrido le ha tatuado un escudito con barras azules y blancas al lado de una leyenda con seis letras. Málaga. El Málaga es una patera con gente desmayada y a punto de la hipotermia. Subsaharianos con el hambre que da no haber marcado un gol en medio año y mercaderes que cobran el pasaje como si fuese el billete de un crucero de lujo. Un presidente culé y un presunto entrenador llamado Hierro que achaca su pésimo trabajo a las brujas, al complot de los poderosos, a los árbitros que se confabularon contra él. Seguirán en sus puestos. Roldán optimista -tal vez por la marcha del Barça- y Hierro haciendo honor a su apellido, dando cansinos golpes en la misma fragua. Una patera de saldo en la que cualquiera que destaque es rápidamente vendido al Celta de Vigo o a quien esté dispuesto a meter unos cuantos euros en la despensa del club. Hay que vivir. El aficionado puede estar en el infierno, pero el palco siempre estará en los aledaños del cielo. Los propietarios de las pateras viven en apacibles moradas de Tánger o Tetuán y no conocen el helor del agua. Un club de fútbol también tiene algo de buque pirata. Hay banderas de conveniencia, butrones en Hacienda que echarían a pique a cualquier otra empresa con la mitad de deudas, privilegios, estragos. Y a veces incluso hay algo parecido al deporte”.
2 comentarios:
¿Sanear el fútbol?
Es imposible, por definición, sanear el mercado negro.
Más imposible aún si el mercado cuenta con la connivencia del poder establecido y del poder fáctico a la vez.
En una galaxia lejana, en un tiempo remoto... tal vez.
Y, por supuesto, sólo queda quitarse el sombrero ante el maestro ensayista.
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