2 de junio de 2006

LLEGA EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO



Todavía hay ilusos que creen que el mayor espectáculo del mundo va a tener lugar en los campos de juego del Campeonato Mundial de futbolín que próximamente nos va a invadir por tierra, mar y aire. Ingenuos a millones que piensan que los hachazos y patadas se van a dar a ras del césped para alcanzar la gloria efímera de ser el equipo número uno del orbe. Juá, juá… El verdadero campeonato se está jugando en los despachos de quienes mueven los hilos del gran circo: en la FIFA, en las telecacas, en las grandes multinacionales que se juegan el parné a espuertas, en los fabricantes de productos inútiles que quedarán arramblados en los contenedores de basura una vez pase la fiebre mundialista, en los mass media que van a destripar el evento como si fuera un cadáver en la mesa de un forense. Más de 1.200 millones de euros (bah, una propinilla de nada) se embolsará la FIFA por los “derechos de televisión, hospitalidad, marketing y licencia así como por la imagen de marca que patrocinadores, proveedores y titulares de licencias lograrán a medio y largo plazo” (EL MUNDO 14/05/06). Jodé, estos sátrapas cobran hasta por “la hospitalidad”.


Desde Adidas a Nike, pasando por CocaCola, Philips, Toshiba y la madre que los parió, las mayores multinacionales del betún (eso somos para ellas), se van a gastar una pasta gansísima para ser patrocinadores oficiales (más de 50 millones de euros por barba y peluquín) pues tienen la seguridad matemática de que más de 30.000 millones de espectadores de más de 200 países acabarán rindiéndose a sus pies y a sus productos. Jodé, y después algunos capullos hablan de libre albedrío, libertad y tal y cual. ¿Libres para consumir lo que ya tienen previsto que compraremos y sin riesgo de equivocarse?


Hay más de 280 titulares de licencias que invertirán su dinerín en la fabricación de infinidad de estupideces para venderlas a los espectadores del mundo mundial, una vez que la campaña de intoxicación mundialista-futbolera les ablande suficientemente el cerebro y el bolsillo. Ambientadores con olor a césped, llaveros musicales, salchichas con forma de balón, chanclas con el escudo nacional… Eso sin contar la millonada de modestas empresas que sin pagar un duro a la FIFA –les aplaudo el gusto- intentarán obtener tajada del circo con productos pirateados o no patentados. Yo mismo estoy pensando en sacar al mercado, juá, juá, un preservativo con la foto de los principales ases del balón mundialero, el cual en el momento del máximo climax producirá un sonido galopante de este tenor: ¡¡ GOOOOOOOOOOL !!. Aporto la idea por si algún lector capitalista achanta el money con que llevarla a cabo. Otra idea menos explosiva y bullanguera pero más sensata, consiste en fabricar un muñeco de goma vestido con los colores primigenios de la selección española, pero con la particularidad de que su propietario podrá trocarlos en los de su comunidad autónoma, país o realidad nacional en cuanto pronuncie las palabras mágicas de “Estatut”, “Estatuto” o “Jamalají, jamalajá”. Ya es hora que la España plural se refleje también en los monigotes y souvenires furboleros.



Claro que el mayor negocio lo seguirán haciendo los jugadores de algunos países desarrollados. Por ejemplo, los nuestros, o sea, ellos. Un pajarito me ha contado que cada jugador de la selección cobrará 540.000 euros si España gana el Mundial, juá, juá. Yo me conformaría –y usted, amigo lector- con cobrar lo que se llevarán de propina simplemente por participar en el evento, pero como lo de la justicia social, juá, juá, ya sólo existe en las hemerotecas, habrá que fastidiarse o joderse. Elija el palabro que más le plazca.



Pero no se haga ilusiones, lector. El Puñetas, por mucho despotrique que haga del asunto, acabará tragándose al final todos los partidos que pueda (la carne es débil, padre, y el aire, irrespirable). De hecho, ya ha tomado las medidas previas necesarias para evitar distracciones y sustos de última hora. Ha cancelado todas las citas sociales y médicas a partir de la próxima semana, ha acumulado en la despensa toneladas de cerveza y bocadillos y ha mandado a la familia a unas vacaciones forzosas a casa de los suegros. Espero que con todo este enorme esfuerzo de atención y zozobra futbolera mi mente se fortaleza, mi polla se endurezca y mi solidaridad social con el planeta Tierra alcance el 100 %. Lo único que lamento es no poder enriquecer a tanta multinacional como andará suelta por el Mundial, pero es que –noticias de última hora- mis suegros acaban de desheredarme, la familia me ha pedido el divorcio, mi jefe me ha puesto de patitas en la calle y el cobrador del Frac ya está aporreando la puerta. Más no me arredrarán las dificultades. Todo sea por el bendito mundial de fútbol, sangre de mi sangre y hueso de mis huesos. ¡El más bello espectáculo del mundo, próximamente en las pantallas del Señorito Polanco!

2 comentarios:

la aguja 3/6/06, 17:03  

No sé...

Si el preservativo canta gol y se rompe, será un gol... de penalti.

Pero no creo que el personal ande esos días muy en la línea del sexo. La frustración anímica que cada cuatro años embarga a los ilusos que piensan que la selección española de fútbol llegará a la final y tal y cual, no levantará esos instintos de conservación y reproducción.

Hasta El Corte Inglés apuesta en contra... Ya tienen su lema de que si "España" gana el mundial te regalan todo lo que hayas comprado. Vamos, que no se vaticinan una catástrofe económica para ellos mismos.

Leonardo 3/6/06, 21:02  

Con respecto a la FIFA, ya lo decía Joao Havechange (como lo llama Valdano): "Vendemos un producto llamado fútbol; y somos la principal multinacional del mundo".

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).