21 de noviembre de 2006

¡ PUÉS ME CAE SIMPÁTICO !


Dicen los que conocen más de cerca al personaje, que es más soso que una de las miles de vacas que pueblan el país donde nació. Me es igual. Dicen los que le tienen inquina, que es el tuerto en el país de los ciegos. Me da igual que me da lo mismo. Lo cierto es que Roger Federer me parece un chico la mar de resalao, serio, formal, que respeta a sus rivales, que juega divinamente a eso de darle raquetazos a una pelota, que es discreto, que lo mismo te hace un seis a cero en una pista rápida que en una de tierra que en una piscina con red.



El otro día le ganó a Nadal, otro tío que me cae bien. Dos maneras de entender el tenis. Federer parece que flote sobre la pista, derrocha las energías estrictamente necesarias, golpea como le sale de la raqueta y parece que jugar al tenis sea lo más simple del mundo. A Rafaelito se le nota demasiado el esfuerzo, su enorme musculatura denota que lo suyo es menos natural, que depende en exceso de sus golpes de derecha, que el servicio le sale a menudo respondón. Es que ves a Federer, que parece tan poquita cosa, vestidito de forma tradicional, sin tantos colorines y tanta gaita, sin enseñar cachas ni bíceps, y piensas que a Nadal no le dura dos telediarios. Pero los que somos un poco leídos y conocemos el paño, je, je, sabemos que más vale maña que fuerza, habilidad que corazón, técnica natural que programación científica. Nadal es joven y todavía mejorará cantidubi dubi dá, pero lo de Federer es inalcanzable, aunque el mallorquín haya perdido con el suizo sólo dos veces desde abril de 2005.


De modo que, como quien no quiere la cosa, en plan “pues bueno, pues vale, pues voy a jugar un ratito para distraerme…”, el bueno de Roger lleva ya conseguidos tal cantidad de premios y triunfos que está a falta de unos cuantos grandes premios más para ser el tenista con mayor palmarés de la historia del tenis. Sin aspavientos. En plan hormiguita. Sin hacer tantos anuncios y sin tener a las chicas haciendo cola en la puerta del hotel. Sin pasar por el gimnasio más de lo estrictamente necesario. (Hasta en el tenis femenino hay jugadoras que tienen unos brazos más abultados que él). Y todo ello sin un mal gesto, con ejemplar deportividad y discreta naturalidad. No tiene el saque más potente del circuito, ni el mejor revés, ni una creatividad genial, ni la erótica del tío bueno. Pero arrasa. Y hacerlo de la manera tan suave y casi delicada con que lo hace, me deja maravillado. Joé, uno, que no es de piedra.



Por si faltaba algo para subirlo a los altares del Puñetas, junto a San Cucufato, patrón de los sátiros, me he enterao que no jugará contra España en la próxima ronda de la Copa Davis. No, no es que vaya a lesionarse a cosa hecha, ni que se encierre un mes en un monasterio budista. Ni siquiera que le tenga miedo a Rafaelito Nadal. Simplemente que no le apetece, porque días después empieza el Abierto de Australia, donde quiere conseguir su décimo Grand Slam y acercarse así a su sueño: tener el mejor historial tenístico de la historia. Y oiga, esto ya son palabras mayores.



-¿Y la federación de su país qué ha dicho? ¿Y los suizos? Supongo que lo habrán puesto a parir y le habrán mandado la policía…



Pues no, caballero. En Suiza no son tan burros como por otras latitudes, así que han lamentado su renuncia y han continuado con sus cosas: llevarse el dinero de medio mundo, ordeñar a las vacas, esquiar y fabricar relojes. En fin, esas cosas típicas con que los suizos pierden el tiempo, pero con las que consiguen vivir tan ricamente en paz. La que nos falta a otros…



No me digan que no tiene redaños don Roger. Si él no juega la eliminatoria, la victoria caerá casi con seguridad del lado español. O sea, que “por su culpa” Suiza se irá a hacer gárgaras en la Davis. Pero al chico le da igual. Sabe que eso del patriotismo barato es sólo cosa de mediocres y fanáticos. Cuando él juega, juega Federer no Suiza, aunque todo el tinglado comercial y mediático hable del país. En las competiciones juegan deportistas contra deportistas, cada uno con su lengua, su geografía, su cultura y sus gaitas a cuestas, aunque eso a los chupa-patrias de turno les trae al pairo pues sólo ven la banderola del país con que los envuelven. Menudo cuento. Claro que a lo mejor esto pasa (y no pasa nada) porque estamos hablando de tenis, un deporte de caballeros y caballeras, aunque de un tiempo a esta parte más parezca un deporte de niños pijos y pijas. El Puñetas quisiera saber qué hubiera pasado si Federer fuera un delantero centro goleador, de esos que cuando meten un gol se creen que han realizado una gesta histórica digna de pasar a los anales.


Don Federer me cae muy simpático no porque gana casi siempre, si no porque se le nota poco. Sabemos que le gusta ganar hasta jugando a las canicas, pero el tío es listo y también sabe que al fin y al cabo lo suyo es un juego y que los perdedores también tienen su corazoncito y merecen un respeto. En el último Masters de Shangai, donde barrió de la pista en 98 minutos al otro finalista, dijo lo siguiente: “En un momento dado, he tenido que reirme por lo bien que estaba jugando. Todo lo que probé, salió. Yo tampoco tengo palabras para describir esta actuación. Me ha sorprendido también a mí”.


A ver si el bueno de Roger lee esto (traducido, claro), y me regala un Rolex… Aunque los que le conocen afirman que es un poco tacaño de gestos y también de bolsillo… ¡No se puede ser perfecto, coñe!

2 comentarios:

la aguja 23/11/06, 11:57  

El éxito y la humildad no suelen darse en la misma persona. Otro personaje igual de humilde es Ronaldinho.

Pero en mi línea de ponerle “peros” a todo diré que es posible que toda esa humildad sea sólo una fachada. Me gustaría ver a ambos personajes en la intimidad de su casa. Seguro que son bellas personas, pero seguro que alguna vez tienen también su genio y sus rabietas.

La falsa modestia es un mal difícil de detectar. Conozco personas que tienen ese aura de gentileza, y que han sido capaces de las bellaquerías más bajas. Algunas de las cuales me ha tocado sufrir.

Pero hasta que no se demuestre lo contrario, estos dos son buena gente.

Anónimo 24/11/06, 20:34  

Bueno, amigo, ya sabes que por esta santa casa no abundan precisamente los elogios... La verdad es que jamás he visto al tal Roger nada más que por las teleles y las noticias, pero acostumbrados como estamos a aguantar a insoportables números uno que van de divos por la vida y montan cada número que te cagas (tanto en su vida deportiva o de otro ámbito, como en la personal), de Federer no hay apenas quejas. Es, salvando las evidentes distancias, lo que pasaba con Indurain, que era un odioso número de uno pero a todo el mundo le caía bien. Son tan pocas las ocasiones en que el Puñetas puede permitirse el lujo de elogiar algo, que hasta yo mismo me encuentro raro escrbiendo así, pero qué se le va a hacer, je, je...

Tú búscale todos los "peros" del mundo que seguro que, como todo hijo de vecino, los tiene. No sería la primera vez que una mosquita muerta las mata callando. Claro que más que en el deporte, la especie abunda por el mundo de la música, el cine, el arte, la literatura...

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).