CUANDO EL DEPORTE ES SIMPLEMENTE SALUD
El otro día charlaba con un amigo al que hacía bastantes años que no veía. Tras la revisión pormenorizada del tiempo en que no supimos el uno del otro, le pregunté si continuaba haciendo deporte, tal como lo recordaba de nuestros años mozos. Su respuesta:
-Ya no estoy para esos trotes. El deporte ha acabado para mí.
Mi amigo es de los que piensa que sólo es deporte lo que admite competición, enfrentamiento entre varios o realización de actividades extremas. Hasta la caza la considera una práctica deportiva, pero si le hablas de actividades físicas como Pilates, yoga o Tai chi, te dice que “tururú”, que eso son “mariconadas” aburridas. Me dejó de una pieza y poco después pude comprobar que son muchos los que consideran estos ejercitamientos físicos poco menos que entretenimientos de gente snob y chorra.
Urge por tanto poner a cada cual en su lugar. No atacaré cual águila rapaz a aquellos que se juegan la vida practicando deportes de riesgo. (Hoy mismo, la prensa informa de la muerte de 3 montañeros españoles en el Himalaya y Huesca). Tampoco a los que les encanta machacarse físicamente aunque sea a costa del exceso muscular antinatural, como el culturismo, la halterofilia y otros deportes para los que el humanoide estilizado y fibroso es considerado una flor de pitiminí. Pero sí defenderé a capa y espada a todos aquellos jóvenes y maduros que han descubierto que para estar en forma física, psíquica y mental les basta con una gimnasia suave, un buen plan de estiramientos (stretching), unas largas caminatas, la práctica continuada de la natación, la realización de sesiones de yoga, pilates o taichi. Sin necesidad de jugarse el cuello, la tibia o el peroné, hoy día cualquiera que desee estar en forma puede apuntarse a estos deportes saludables, muy alejados de la rivalidad con el prójimo, de la competición, del abuso del cuerpo, de la especialización física que a nada bueno conduce, por no hablar del riesgo de lesiones y otras gaitas.
Los humanoides de andar por casa sólo necesitamos (y no es poco) tonificar nuestros músculos para que el esqueleto no se venga abajo; compensar las pésimas posturas que la descacharrante vida moderna nos obliga a ejercitar (la primera, estar tumbados varias horas diarias en unos potros de tortura corporal llamados sofás); tener flexibilidad suficiente para no sobrecargar nuestro sistema músculo-esquelético; despejar la mente de tanta basura como nos introducen a golpe de propaganda, desconectando de la mierda diaria con la práctica del ejercicio físico y mental; enriquecer nuestra vida con una alimentación pobre en cantidad pero rica dietéticamente; disfrutar de unas sensaciones placenteras, dotándonos de equilibrio psicológico y mejorando nuestro autocontrol y discernimiento.
¡Tenemos tanto que aprender de todas estas técnicas, unas milenarias, otras modernas, que cuidan el binomio cuerpo-mente y que aún son consideradas por muchos como teorías y filosofías de salón! Técnicas y actividades físicas que hablan de ejercitar la respiración de manera adecuada, de practicar la relajación, de evitar la rigidez y la tensión excesiva, de favorecer la concentración, el control y la fluidez corporal. Y si todo ello lo completamos con la ejercitación mental mediante la lectura, la escritura, los juegos de mesa, el diálogo reposado con la gente de nuestro entorno, el cultivo de la memoria, la creatividad manual y la imaginación calenturienta, entonces esto ya será la repanocha, el no va más.
La ignorancia es muy atrevida (todos caemos en ella, y el Puñetas el primero), así que antes que ningunear o despreciar lo que no conocemos, mejor sería hacer un cursillo acelerado sobre ello. Y entonces, con los datos básicos sobre la mesa, empezar a largar por esa boquita de piñón que todos tenemos debajo del bigote, sea piloso o no. Algo así le dije a mi amigo reencontrado y el tío, que no es tonto, prometió retornar a la práctica deportiva mucho más relajada y completa que contemplan las disciplinas de que le hablé. Uno, en su modestia, lleva unos añitos zambullido en algunas de ellas y como lo ve bueno para el muá, lo recomienda a todo hijo de vecino.
Hoy, ya ven, me salió la vena magisteril y bienhechora. (Hay que variar de vez en cuando el discursito, descolocando al personal). Será cosa de la edad o del asco que me produce ver cómo tantísima gente desperdicia su juventud o madurez dándole al alcohol, las drogas, el cigarrito, las telecacas o al tresillo a jornada completa. Cada cual se suicida como puede (todos tenemos un método particular e intransferible) pero algunos no saben lo que se pierden por no abrir los ojos como platos y mirar al mundo que les rodea con un poquitín de asombro y sabiduría. Lo peor es que, encima, se las dan de listos. Pues bueno, pues vale…, pero como dejó escrito el genio, “ande yo caliente y ríase la gente”.
3 comentarios:
Lo primero los halagos. Que hacía tiempo que no me pasaba por aquí, que siempre da gusto leerle, puñetas y tal y Pascual
Lo segundo: Según lo que nos enseñan en la escuela. El deporte es aquel juego, con carga física, que se universaliza y se establece una competición.
Yo no estoy de acuerdo con esta definición porque deja fuera algo tan trascendental como el ajedrez, por ejemplo. Y, ahora que usted lo dice, tengo más argumentos para rebatir a mis profesores. Había pensando en los juegos cooperativos -aquellos en los que no gana ni pierde nadie- pero no eran Universales. El yoga o el pilates, entiendo, si lo son.
Por otro lado, me gustaría comentar que la competición debería ser entendida como lo que es semanticamente hablando. Competere, del latín, "dar alas". Competir es medirte con un rival (que no enemigo) para poder mejorar, no para ver quien es mejor o peor. Lamentablemente, esta sociedad de mierda -me pongo yo pesimista y maleducado- nos está jodiendo el término, igual que jode todo lo que toca y tiene un poco de valor.
Siento las malas formas. Este tema me excita sobremanera.
Un saludo,
ardo en deseos de leer la réplica de la aguja.
Un purista te dirá que cuando el deporte es simplemente salud, entonces simplemente es ejercicio físico. Y tiene razón, porque la definición de deporte (caso de haberla) entraña ineludiblemente el componente competición.
Digamos que todo es ejercicio físico y que el deporte es una parcela de todo ese abanico de actividades.
Lo que hoy en día se discute es qué es competición y qué no es competición. Es decir, un partido no es competición, aunque pudiera serlo. Todo está en función de qué es lo que está en juego.
Así pues, un grupito de amigos jugando el partidito de los jueves, o el Puñetas jugándose un partidazo de tenis con su amigo, no serían deporte, porque no habría competición. Alguien va a ganar el partido, sí, pero eso es algo inherente al juego (también a la competición, y de ahí el equívoco).
Supongo que a esto es a lo que se refiere Rafa06 cuando pone sus deseos en esperar esta réplica.
Pero lo que dice el Puñetas es muy cierto. No hace falta ser megaguay y además famosete para hacer deporte y encontrarse a gusto.
Es más, todas esas estrellas del deporte pueden tener muchísimo dinero, pero no están a gusto con su vida (siempre hay uno o dos privilegiados).
Al final, que el tai chi chuan sea deporte o no lo sea es algo que ni va ni viene. Los beneficios físicos y espirituales de una práctica deportiva en un ambiente sano (y la competición es insana, ya lo he dicho muchas veces) serán siempre saludables.
No así la competición, cuando tienes que infiltrarte cuando te duele, por ejemplo (y pongo un caso inocuo). El Puñetas, si el miércoles no puede jugar el partido de tenis, lo aplaza sin más problemas y se da unas friegas. Y se sube a la bici estática para fortalecer esa rodilla.
Eso sí, que nadie espere ver en la sección deportiva de La Opinión una crónica del último parte médico sobre las articulaciones del Puñetas, que no la va a encontrar.
Ánimo, Juan, que deportistas como tú hay chorrocientos, y tendría que haber chorrocientosmil.
Parece que en algunos lugares la visión de las Administraciones va cambiando poco a poco. Pero claro, la gala del deporte de la ciudad, con la presencia de megaestrellas del deporte, es un plato ante el que ningún concejal en su sano juicio va a dar la espalda.
Y menos este año, ¿eh?
Voy a dedicar un articulillo al asunto que comentáis y que he puesto sobre la mesa de operaciones en éste. De hecho, en la afoto escribo la premisa, en el titular siembro la polémica (ya veréis, ya)y en el folio de letras desarrollo la idea de que el yoga, el pilates y otros son actividades físicas y deportivas.
El lenguaje no es neutral. Nunca es inocente. Las palabras modelan la realidad y modulan el pensamiento. O sea, que por la lengua nos la quieren clavar. Y por ahí no paso, Rafa. Así que tira palante rebatiendo a los profes, que no por serlo tienen ellos sólos la razón.
Un adelanto. ¿Por qué sólo entender la competición como enfrentamiento con un rival? ¿Es que uno no puede intentar superarse y competir consigo mismo, esto es, "darse alas"?
No me gusta la competitividad...salvo consigo mismo. Demostrarme que soy capaz de superarme cada día, de hacerlo mejor, de hacer hoy 300 metros en la piscina y dentro de un mes, con la práctica continuada, realizar 800 sin parar y sin que me tengan que aplicar oxígeno en las narizotas. Por eso, todo ejercicio físico que tenga cierto carácter social (no universal), con sus reglas teórico-prácticas, y que permita una competición con otros o consigo mismo, merece ser considerado deporte. Y si es así, yo prefiero emplear mi tiempo en ir perfeccionando varias asanas que en darle mamporros a una pelota para meter un gol. Y si ésto tiene subvenciones, lo primero también las debería tener. Y si la prensa habla de una cosa, también debería de vez en cuando hacerlo de la otra.
"Lo que hoy se discute es qué es competición y qué no es competición". La Aguja dando en la tecla. Pues yo creo que lo tengo claro: también existe la competición con uno mismo. La más importante, por cierto. Seguiré estas letrujas en un articulillo próximo.
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