9 de marzo de 2007

"EL OCASO DE LOS DIOSES" O "CONDENADOS A GANAR"


“Sniff, sniff… Llevo varios días afligido por la congoja, llenando pañuelos sin parar (qué digo, sábanas) con raudales de lágrimas, con dificultades respiratorias debido a la depresión que corroe mis pulmones, mirando con melancolía infinita hacia la pantalla de la caja tonta, con la vana ilusión de que no sea verdad lo que he vivido en estas últimas horas. Pero ni hablar del peluquín: tendré que asumir que todo ha sido una cruel realidad y no un simple sueño. Mi Barça del alma y mi Real Madrid de la almeja han sido eliminados de la Champion Li en plenos octavos de final. Una muerte prematura, casi fetal, que nos va a ennegrecer las largas tardes de primavera que se avecinan. ¿Qué vamos a hacer, a partir de ahora, cuando enchufemos algunas telecacas y encontremos que el Territorio Champions está más vacío que el frigorífico de un anoréxico o que el Canal Plum sólo nos ofrecerá el desconsuelo de un Roma-Manchester? ¡Qué dura es la vida del forofo culé y merengue! Con que yo, que soy de ambos equipos a la vez, es que las estoy pasando canutas… ¡Dios mío, apiádate de mí…!”


Lo hasta aquí escrito es, pasado a limpio y adjetivado con cierta sorna, lo que mi primo Teo, alias el Potajes, me ha contao en estos últimos días. Si ser hincha de uno de los dos clubes más grandes del Universo tiene delito, no digamos serlo de los dos, pero así es Teo y por eso (es que es igual para todo) quien le conoce comprende perfectamente lo atinado de su apodo. Un día de éstos lo presentaré a los feligreses fijos o esporádicos de esta iglesia deportiva atea llamada “El Arco…”.


En verdad que las reflexiones a moco tendido del Potajes me han llevado directamente al cine (de ahí lo de “El Ocaso de los dioses”) pero como lo mío es más la filosofía que la filmografía, rápidamente me he puesto a filosofar y he llegado a una fina idea: “Condenados para ganar”. Un titular de portada que ya quisieran para sí el As o el Marca. Y es que, no me digan que no, lo del Madrid y el Barça es pura ontología peripatética. Dos clubes condenados a que sus aficiones respectivas, que se desparraman por toda la geografía española, extranjera y galáctica, les exijan siempre ser campeones de la Champion Li o, cuando menos, de la Liga o, si no hay más remedio que contentarse con una copichuela, con la de Su Majestad el Borbón. Fuera de los dos primeros trofeos, sólo existe el fracaso. La nada. ¿No es este destino fatal lo más sublime y patético que ha imaginado y deseado mente humana sensata desde el inicio de los tiempos?



El estado natural del humanoide, del animaloide y del equipoide (sea cual sea el color de su vestimenta) es el fracaso, la derrota, o cuando menos, el ir tirando. En el caso del Barça y Real no hay más cera que el triunfo y como es muy difícil que los dos puedan obtenerlo simultáneamente, el duelo a cara de perro está servido y los éxitos del uno son los fracasos del otro. Lo normal es que ambos se la peguen (menos en la Liga, pensada para que uno de los dos se la meriende y cepille), pero son tan poderosos y es tanta su ambición que ya hasta la competición nacional se les queda pequeña, les aburre, les encocora, les encoge.


-¡Otra vez los cojos esos de la Real Sociedad! –se queja uno.


-Pues yo juego el domingo con los mendigos esos del Levante… -replica el otro.


-¡Así no hay motivación para el triunfo ni para alcanzar nuestro destino de triunfadores vitalicios! –se quejan ambos con un rictus de amargura.



Al final, asumen estos enfrentamientos con los equipos del montón como vulgares entrenamientos y luego pasa lo que pasa… Pero lo cierto es que es muy duro, qué digo duro, pedernalesco, el tener que ganar siempre todos los años la Champion o la Liga. Tanto triunfo no hay cuerpo que pueda aguantarlo, piensan los jugadores y entrenadores, pero vaya usted con esas a la exigente afición que paga religiosamente lo que les piden a cambio de sacar pechonalidad en la Cibeles o la Plaza de San Jaume todos los años diciendo hasta la afonía: “¡semos los mejores!, ¡semos los mejores”, y así hasta llegar al orgasmo múltiple y colectivo.



¡Hombre! con esos presupuestos tan elevados que manejan y esa vanidad que les caracteriza –“¡semos el mejor equipo del mundo!”- raro sería que no ganasen todos los años, aunque fuese jugando al parchís, pero sabemos los que sabemos de esto, que el mundo está muy mal repartido y que pululan por ahí, por el extranjero, clubes facinerosos que tienen la osadía de jugar al fútbol habitualmente mucho mejor que nuestros “condenados a ganar”, y que también tienen pasta por un tubo aunque presumen menos de ello, así que no extraña que nos jodan habitualmente los sueños y nos devuelvan a la cruda realidad: la vida es ir de derrota en derrota hasta la victoria final, la muerte. Sí, pura filosofía, machotes. Por eso no me extraña que mi primo el Potajes ande el pobre frecuentemente ensombrecido, pese a lo cual comienza cada competición con la absurda esperanza de que uno de sus dos equipos del alma y almeja logren coronarse con la Champion Li esa. En vista del fracaso de hace unos días, hombre práctico, ya está pensando en hacerse también del Liverpool y del Bayern para garantizarse así un mayor porcentaje de éxito.



-Como no te hagas de todos los equipos, no hay tu tía… –le digo para animarle.

2 comentarios:

la aguja 16/3/07, 16:12  

Algo parecido les ha pasado antes a otros espectáculos deportivos. Si los que ganaba y se clasificaban no eran los favoritos del público, las ventas de las rotativas disminuían.

Así pues, los medios de comunicación se hicieron con parte del pastel. Una parte pequeña pero suficiente como para hacer la pinza y que ciertas decisiones de los comités de gerencia o como quiera que se llamen se plegaran a sus deseos/necesidades.

En fin, que al final las victorias fueron manipuladas. Un ejemplo palmario es la lucha libre (nada que ver con la modalidad olímpica).

O el boxeo en sus buenos tiempos. Aunque éste último estuvo más condicionado por las mafias que regentaban las apuestas, los medios de comunicación de la época jugaron un papel importante.

Al final, había que conseguir que los favoritos del público se mantuviesen el mayor tiempo posible en competición.

El fútbol está lejos de llegar a esta situación…, vamos, digo yo.

Anónimo 17/3/07, 16:51  

Afortunadamente. Por eso clubes como el Madrid o el Barça que, como señalaba, están condenados a ganar siempre (si no ganan es un fracaso) lo tienen más que crudo. No me gusta estar en su pellejo, por eso -aunque no soy de ningún equipo- de los dos de los que nunca lo sería es de los citados antes. Antes prefiero serlo de un equipillo del montón que de uno poderoso. Una rareza mía...

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