23 de marzo de 2007

NI HABLAR DEL PELUQUÍN


El miércoles pasado se montó un buen pollo en el Barcelona, tras la sesión de entrenamiento, porque ningún jugador quiso salir a la sala de prensa para decir las cuatro banalidades (a veces, gilipolleces) que suelen ocurrírseles en estos casos a preguntas también banales (y a veces, gilipollescas) que la prensa deportivesca les plantea. Cierto que media plantilla estaba de picos pardos aquel día, repartida en sus respectivas selecciones nacionales, pero los que se quedaron por el Nou Camp debieron acabar muy cansados de piernas y dijeron que no les salía de la lengua el ponerse ese día a contar las consabidas historietas:



-A vé, Saviola, ¿po cuanto vai a ganá el próximo partío?


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña, si hay suerte, si los rivales no tienen un mal día… yo creo que les meteremos cuatro.


-Ahora me toca a mí, conejito... Una pregunta transcendental para el país: ¿estás con ganas de ser titular indiscutible del Barça?


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña, si hay suerte, si el partido va mal… yo creo que el míster me sacaría unos minutos, y así poc a poc…



-Soy Paquito el de la Moto, del Mundo Chismoso-Deportivo: ¿qué talla de calzoncillos gastas? Es una curiosidad de mi señora…


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña y la señora está de buen ver, la talla puede dar de sí hasta el 69…



-Oye, tú, ¿qué le dices a los que te silban porque eres muy pequeñito de estatura?


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña y hace calor, suelo aumentar unos centímetros…, pero si hace frío me encojo… El frío no lo soporto, mamón…



Aquel día el departamento de comunicación del club culé ya había avisado que, después del entrenamiento, ningún jugador atendería a los periodistas, porque los dos a quienes les tocaba hacerlo no estaban "en disposición de hablar". Entonces, los chicos de la prensa se cabrearon porque ese día iban a dejar a la parroquia sin las diarias reflexiones filosófico-deportivas de los campeones de turno, y aunque reclamaron al director de Comunicación del Barcelona (el tío ni apareció pues estaría haciendo cosas más importantes…) y al mismísimo, Frank Rijkaard, al final se quedaron con un palmo de narices, con lo que ese día –sin las declaraciones de los ídolos- fue de alto riesgo: algún forofo pudo coger una depresión de caballo o, incluso, suicidarse. Los plumillas y televivillas estuvieron esperando un rato pero como por allí nadie abría la sabia boca, decidieron largarse la mar de cabreados. Alguno sugirió que el desplante era una venganza porque la semana anterior no quisieron que fuera ese chico… ¿cómo se llama?..., ah, sí, Thuram, el que les contara las trolas habituales tras el entrenamiento. Mas fuéronse y no hubo nada.


Así que la guerra está declarada y adivina tú si no puede acabar la cosa peor que en las Termópilas, ahora que los yanquis las han puesto de moda: los jugadores tirando pelotazos a los periodistos y éstos arrojándoles botellas de agua congelada a aquellos. Un desastre y una calamidad. Lo mismo hasta hay que llamar al nuevo mandamás de la ONU, para que ponga paz en el asunto.



-¿Y por qué la ONU, graciosillo Puñetas?


-Porque dado que los vestuarios de los equipos más poderosos están formados por gentes de numerosos países, es a ella a quien corresponde poner paz, neutralizar y dirimir en las trifulcas y grescas multiculturales y verborreicas. De paso, el famoso organismo internacional hace algo útil a la humanidad, pues lo que es en otros terrenos…



En verdad, no comprendo como a gente tan poco dotada para la gramática, la dialéctica y los juegos lingüísticos como los peloteros, la tienen a todas horas largando delante de los micros y de los bolígrafos de los periodistas. Alá no los ha llamado para la oratoria y la concordancia entre sujeto-predicado sino para que trabajen, se entrenen y consigan éxitos históricos en los coliseos deportivos, pero se ve que a los chicos de la prensa y las telecacas les gusta el masoquismo y sólo les interesa lo que piensa Ronaldinho o Raúl sobre la cuadratura del círculo peloteril, en vez de ir a por los políticos de turno para preguntarles por lo que nunca se dejan preguntar, o detrás de esa gente culta que jamás sacan en los medios porque entonces los oyentes y espectadores podrían aprender cosas interesantes, sabias y tal y –entonces- la jodemos. Un pueblo culto no lee el Mundo Chismoso-Deportivo y en vez de acudir al Coliseum, prefiere una buena conversación en un pub tranquilito discutiendo sobre el ardor plumífero de los/las avestruces en celo.



Esperemos que el conflicto hoy comentado se solucione rápidamente pues no sé qué vamos a hacer si los futbolistas y entrenadores se declaran en huelga de micro. ¡Los telediarios se reducirían a cinco minutos y la vida sería muy aburrida!

2 comentarios:

la aguja 27/3/07, 11:31  

Es de suponer que no llegue a la crisis del Alavés, que se originó por un dilema con los periodistas. Pero sería la mar de divertido que se montara un jaleo en plan huelga recíproca en un equipo grande y no en un modesto.

Sobre las insulsas preguntas de los periodistas a los futbolistas es entendible que les pidan declaraciones a los de la pelota y no a los intelectuales del país. Los del fútbol a duras penas han terminado la ESO y así los del MarcAs MundoSport se pueden lucir. Quedarían en ridículo si entrevistaran a alguien que ha estudiado más que ellos (cualquiera, porque ya sabemos que las carreras de periodismo y magisterio son las de los gualdrapas).

Y sobre el cabreo de los periodistas por marcharse de la Masía (así se llamaba la sede deportiva del Barça, ¿no? ¿O han cambiado?) de vacío es natural. Son plumillas que no están en nómina (últimamente como que no queda gente en nómina de las redacciones, no vaya a ser que alguno tenga ideas propias y pensamientos impuros y después es muy complicado echarle) y que ganan según lo que firman. Queda muy bien llamarse free-lancers en plan avanzadilla cultural moderna, pero que en realidad no son más que columnistas de noticias. Y claro, ese día al no escribir no cobraron.

Juan Puñetas 27/3/07, 21:26  

Pues como la cosa continúe y se extienda a otros equipos, para algunos esto va a ser moco de pavo comparado con la Depresión del 29. Vamos, que los aficionados van a volar hacia el suelo desesperados por no poder ver el careto de su geniecillo futbolero más que en pintura y los domingos. Y detrás de ellos, estos free-lancers que, dicho así, suena muy finolis, muy -como dices- "avanzadilla cultural moderna"- pero cuya puñeteril traducción al castellano me reservo porque aquí el buen gusto y la sana educación la mantenemos hasta en las desgracias.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).