10 de abril de 2007

A ESCUPIR, AL FÚTBOL...


Pom, poropopom, pom. Piii, piripipi, piiii. Tundaaa, tachuuundaaa, pripiripipi piripipó…



No, no es que el Puñetas se haya vuelto más zumbado de lo que está, es que todavía le dura la resaca de la Semana Santa (que de santa no tiene un pelo) y no porque un servidor se ponga debajo de un trono y tire palante, si no porque por el Sur hay mucha parafernalia y mucho tostonazo al respecto y quienes pasamos olímpicamente del tema (dejando a un lado la cosa estética) ni siquiera podemos resguardarnos en casa del vendabal semanasantero. Así que es inevitable que a uno le atiborren de tamboreadas, de trompeteos, de desfiles marciales, de tronos de santos y esas cosas tan típicas de estas fechas, amén de las torrijas, hornazos, buñuelos y toda esa gastronomía que está muy buena pero que sienta al estómago como una patada de Javi Navarro o Marchena. Así que, inevitablemente, todavía runrunea por mi cerebrín el pom, porompom, pom, piripipí, piripipó de estos últimos días.



Al grano. Poco antes de entrar en la Semana de Pasión, en que el Arco iba a estar en OFF para recuperar fuerzas, me enteré de una noticia que me heló las meninges. Tuve que leerla tres veces hasta poder darla por cierta. Con la primera me sonreí, con la segunda me indigné y con la última me dije: ¡así se hace! El asunto es bien sencillo. Se disputaba en el Dorall Club de Miami la tercera ronda de su campeonato de golf. En el hoyo 13 el español Sergio García falló un golpe muy fácil, necesitando tres intentos para meter la pelotita finalmente en el hoyo. Enfadado, escupió en éste y mira por donde las cámaras de la NBC recogieron tan bella imagen. La tormenta que se originó al día siguiente fue de aquí te espero. Aunque la Asociación de Golf de EEUU trató de minimizar el asunto y resolverlo discretamente con cuatro palabritas a García y una multa, las telecacas y muchos mirones del evento pusieron el grito en el cielo y en el jugador español, tachándolo de poco deportivo e indisciplinado. Supongo que también lo tacharían de guarro y sucio, pero la noticia de agencia no mencionaba esta cuestión.



El caso es que los criticones le dieron a la moviola recordando que ya en 1999, durante un torneo en Inglaterra, García se quitó un zapato y lo lanzó contra un anuncio. Así que el asunto se puso negro para el españolito –ya había antecedentes- y no sé si incluso debió de pedir asilo político en la embajada española. No me consta, pero viendo lo exagerados que son en los USA para ciertas cosas, tampoco me hubiera extrañado. Días más tarde he querido seguir la noticia para ver en qué acabó la cosa, si le pusieron a Sergio un multón, si le dieron un buen azote en el culo por llenar el hoyo golfero de puerca saliva o si lo contrataron para actuar en una peli B de esas que los yanquis fabrican como churros, llenas de tacos, estupideces, escupitajos, guantazos y asesinatos, donde Sergio podría lucir ampliamente su saber salival. En fin, que me he quedado en plan coito interruptus sobre el particular: la maldita manía de la prensa española que da las noticias pero jamás les sigue la pista para ver como concluyen. Así que desde aquí lanzo un SOS para ver si algún sapientísimo lector se ha enterado del final de esta historia.



Y ahora, la moraleja, como está mandado. Habrá personal que encuentre la reacción de la Asociación de Golf y de los criticones, como una meapilada típica de unos mercachifles mojigatos. Otros probablemente estén a favor de la sanción al golfista español pues las normas en el golf son muy claritas: o actúas siempre como un caballero de los pies a la cabeza, pasando por la boca, o te vas a meterla a tu casa. El menda que esto escribe, tras darle un buen rato a la pelota que tiene sobre los hombros, opina que Sergio García debería haber reprimido su descontento para cuando llegase a su hotel y allí se podría haber desahogado pegándole fuego a las cortinas, arreándole una patada a la pata de la cama u otras cosas parecidas, toleradas sólo a los famosos cuando se cabrean; pero en el campo de juego hay que demostrar siempre una buena educación, un buen fair play y unos modales exquisitos, sea en el golf o en el tiro al plato. Otra cosa es cuando uno juega contra un rival, cuando hay choque físico y riesgo de lesiones, en cuyo caso uno tiene perfecto derecho a defenderse partiendo la pierna al rival, clavándole un puñal en el hueco de la tercera costilla o metiéndole la pistola por el sobaco, je, je. (Espero que se me entienda la ironía, porque si no vamos dados…). Sergioito, tito, que en el deporte todavía hay clases y una cosa es el golf, con el que te ganas muy bien la vida presente, futura y la del más allá, y otra muy distinta es -por ejemplo- el furbo ese donde si no escupes trescientas veces en un partido ante millones de espectadores (que a lo mejor hasta están cenando) no eres nadie, pero que nadie, nadie. El día que la FIFA decida multar a los jugadores que escupen en el campo, ese día algunos empezaremos a creer en el fútbol como deporte de bellas y sanas costumbres. Y cenaremos sin el riesgo de que un salivazo escapado del televisor futbolero nos salpique en la ensalada.



García, tras el escupitajo, se explicó: "Simplemente, he fallado y no estaba muy contento". ¿Y qué culpa tiene el hoyo? Pégate un puñetazo en cada ojo y verás como la próxima vez espabilas y no fallas un golpe tan fácil…, aunque, a los que no jugamos al exquisito golf, nos sigue pareciendo dificilísimo.

3 comentarios:

la aguja 14/4/07, 14:32  
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
la aguja 14/4/07, 14:38  

¡Hombre!, no me imagino yo yendo detrás del escupidor este y tras meter la pelotita en el agujerito sacarla con el requesón de este cerdo.

Así que si le han multado me parece bien, para ejemplar escarnio de posibles imitadores.

Sobre los escupitajos deportivos en los USA lo tienen claro, aunque del soccer sólo sepan que es un deporte para mujeres.

En el béisbol las escupiduras no es que estén a la orden del día. Es que parece que son obligados.

No hay más que ver un partido de este otro deporte un tanto gilipollas pero que atrae a las masas (luego algo tendrá —igual que el golf— y que yo, infeliz, no alcanzo a ver) para comprobar que no es que escupan, es que han hecho un arte de escupir: de frente, de lado, hacia abajo, entre los dientes, con los labios, con las muelas, haciendo arco, directo y apuntado, y hasta con efecto…

Juan Puñetas 18/4/07, 0:19  

O sea, que no sólo de escupitajos vive el fútbol... La verdad es que no tengo ni idea de como funciona la cosa en los USA, de dónde sólo veo algunas jugadas de la NBA. No soy antiamericano para nada, pero la verdad es que me interesa muy poco lo que viene de aquel país, sea cine, política, deporte, literatura, música o tradiciones populares como los tiroteos en los colegios y universidades. ¡El Puñetas no es perfecto!

  © Blogger template 'Greenery' by Ourblogtemplates.com 2008

¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).