LA LIGA ESTÁ CALENTORRA
Dicen los Demóstenes, Parménides, Homeros y Herodotos de la prensa deportivesca que esta temporada la Liga está de lo más emocionante; que faltan tres jornadas y hay cuatro equipos en un pañuelo y que quizás hasta el último minuto del último partido de la última jornada no se sabrá quien será el ganador. (Largo nos lo fían: negocio obliga).
Para los casos de calenturas nadie mejor que mi primo segundo de Jabalcuerno del Porrón. Paco se llama, si ustedes no mandan lo contrario. Paco, alias el Cipote. No porque el mozo (que ya calza sus 40 tacos) sea tonto de capirote si no porque tiene una líbido tan subida de tono que todo lo ve y explica mediante la ley de su bragueta. La única que conoce y que –hasta ahora, dice- nunca le ha fallado. Así que este domingo fui a visitarle para que me diese las claves ontológicas, filosóficas, históricas y gamberriles de porqué este añito la Liga está tan calentita. Como el primo tiene un lenguaje un poco torpón y soez, permítanme –si ustedes no mandan lo contrario otra vez- que sea el muá, el Puñetas, quien elabore gramatical y decentemente las teorías de Paco, el Cipote.
Dice el muy salido sexuá que lo de la Liga tan calentorra es cosa del cambio climático, que lo mismo que ha hecho que granice en mayo y haga 40 grados a la sombra en diciembre, también ha trastocado los habituales pirindinguis placenteros de la susodicha, así que la pobre está que no sabe qué galán escoger. A estas alturas anda aún con la duda entre cuatro famosos gachupines de Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia. Ricos y famosos. Para que luego digan que el furbo es un deporte en que todos somos iguales y todos tenemos las mismas oportunidades. Parecía que el Barcelona volvería a llevársela al catre por tercer año consecutivo pero el galán está cantando la Traviata demasiado, se lo tiene muy creído y lo mismo al final la indecisa lo manda a paseo, a pesar de que el domingo pasado quiso echar el resto ofreciéndole seis afamados goletes, seis, de la prestigiosa ganadería culé a costa de ese chico de barrio llamado cariñosamente “el Pupas”. Pasa que a la buena señora le pirran este año los que van de trágicos y epopéyicos, así que el señorito del Real tiene por ahora medio prepucio de ventaja sobre el tradicional noviete blaugrana de estos últimos años. Además, trae una sequía seminal que ya le dura cuatro añitos, así que el no comerse una rosca en tanto tiempo hace que vaya embalado y con ganas de mucha juerga: una garantía de farra y noches locas. Las perspectivas eróticas del Real son muy superiores a las del Sevilla, un joven dicharachero y chulapo al que ha tocado en estos dos últimos años la lotería, la bonoloto y las quinielas, permitiéndole codearse con los chulapos de toda la vida, pero al que tanto dinerín no puede suplir su tradicional falta de experiencia amatoria de alto standing, que es lo que pirra a la Liga. En cuanto al chicarrón valenciano, afirma la tiparraca que no está nada mal pero que es tan voladizo en sus quereres (ahora funciona como una bala, ahora la cosa va floja) que no se fía de él ni un pelo. Ella va a lo seguro.
Amables lectores, llegado este momento es cosa de plantearse la siguiente pregunta: ¿puede pensar estas chorradas alguien en su sano juicio? Pues sí: mi primo Paco, alias el Cipote. Y tiene un éxito en el bar y en la playa del río, que ni les cuento. Sobre todo cuando da un paso más, se implica y afirma que él cree que el “sí, quiero” se decidirá en la última jornada, pero que en las dos anteriores ya se irán cayendo de la cama algunos candidatos. No por falta de expectativas propias si no porque en esta historia también interviene el papaíto de la moza, algo casquivano y arbitrario, pues le gusta la cosa del celestineo. Hasta ahora está comportándose muy modosito, pero verán ustedes en las tres jornadas que restan como empezará a hacer de las suyas: un penaltito fantasma, un fuera de juego inexistente, una expulsión oportuna… Él será quien elimine a algunos candidatos ante la falta de decisión y firmeza de su hija liguera.
Junto con el arbitrista papá, el Cipote señala también como pieza clave a la sorprendente mamá de la chica, que gusta de aplicar también sus propias normas de seducción selectiva para ayudarla ante una dudosa elección: marcar goletes en el último minuto, correr como gamos para trincar un maletín que apareció la noche anterior en el hotel de concentración, un bocazas del vestuario que siembra la discordia en la casa propia, una contratación que se anuncia antes de tiempo y que desestabiliza al jugador clave, un gol de chorra pero que valdrá su peso en oro… En un deporte tan poco racional y serio como el fútbol, todo puede esperarse. Lo único que está claro, y que se repite año tras año salvo prematuro encaprichamiento uterino de la Liga, es que los pretendientes siempre son los mismos: todos hijos de buena familia, ricos, guaperas y más chulos que el Punteras. De los madriles o las barcelonas, mayormente. Que la plebe nos quedemos embobados mirando cómo los tíos de siempre se llevan a la cama a la chica adorada, que encima les paguemos la cama y el champán y que consideremos el espectáculo como la mar de erótico y sensual cuando la inmensa mayoría no tenemos ni una infinitésima posibilidad de besarle ni la uña del pie a la gachí, demuestra que somos más burros que Abundio. Pero esa es otra historia, aunque jamás contada.
Ya digo: mi primo el Cipote, no tiene un pelo de tonto aunque siempre lleva la bragueta como una amoto. Con ella piensa, razona y dice el tío que no le va mal, aunque él quisiera ser como esos Demóstenes, Parménides, Homeros y Herodotos de la prensa, radio y televisión deportivesca, pues estos –encima- se forran de plata con las hazañas amatorias siempre repetitivas y repetidas de la susodicha. En eso, en lo de la pasta, el Paco anda bien pelado. Pelándosela como puede, el muy cipotón...
4 comentarios:
Pues estos árbitros vuelven a las andadas. Amenazan pero no dan. Está bien eso del cabreo porque el Comité de Competición —por lo visto compuesto por carcas obsolescentes que ya no recuerdan lo que es meterse un pito en la boca (¡uy!, un silbato quiero decir)— quite las tarjetas que ellos reparten.
En verdad que es hacerles un feo. Para eso que se arbitren los futbolistas y después, visionando el vídeo, que los carcas den y quiten tarjetas.
Pero, como ya hemos comentado en varias ocasiones anteriormente, estos árbitros no tienen pelotas futboleras a pegar un plante como dios manda y dejar la liga sin finiquitar.
Amenazan pero no dan, y ya les han tomado la medida. La medida del parné, claro. Si no fuera por la pasta que ganan no estarían jugándose el físico en esos campos con 30.000 y más energúmenos vociferando.
Y precisamente por ahí les tienen agarrados. Por la pasta. Si no pitan no cobran, y además los descienden a los infiernos de segunda y más para abajo.
Si tuvieran unidad entre ellos… Pero ya sabes, que siempre se venden los más pusilánimes, y por eso no se fían unos de otros.
No estaría mal, para variar, que la liga no finalizara, así, como si de un coitus interruptus se tratase.
La verdad es que esto que planteas al hilo de los árbitros (que pronto harán de las suyas en este final de Liga, porque a alguien habrá que echar las culpas de no ganar la Liga o descender a segunda) merece un artículo entero porque a mí esto de que el comité de competición (al que yo llamaba el año pasado "El comité de la Nada", pero que ahora parece ser que quiere ser "El comité de Algo") quiera corregir a los árbitros fuera del terreno de juego me parece de una fuerte gravedad.
Si se equivocan, ello debe quedar en los terrenos de juego, como quedan la tibia y el peroné hechos pedazos tras una brutal entrada y a ningún jugador se le ocurre acudir a un tribunal de justicia para denunciar la agresión. Y si no queremos que se equivoquen tanto, modifíquense las condiciones en que estos señores trabajan: introduzcanse medios tecnológicos para aclarar jugadas dudosas durante los partidos, pónganse más árbitros en los encuentros o cámbiense algunas anquilosadas y decimonónicas normas, como ya dije medio en serio medio en broma no hace mucho.
En fin, que como dices, todo quedará en agua de borrajas, con los arbitruchos agarrándose férreamente a la cartera y en espera de que llegue el final dentro de tres semanas y si te he visto no me acuerdo. Pero espera y estate atento a la pantalla que -mucho me temo- en lo que resta de Liga pronto se va a liar, quiero decir, como insinúo en el articulillo, que pronto cometerán esos errores determinantes que harán que todo el mundo (menos el más favorecido) ponga el grito en el cielo y en la madre del trencilla de turno. Y si no, al tiempo...
Mi apuesta es por el Barcelona. No quiero aguantar los medios imperialistas del Real Madrid.
Veo, Fernando, que tu apuesta parte de criterios ideológicos, je, je. Antes de que se celebre la jornada de este sábado-domingo, voy a lanzarme al vacío haciendo yo también apuestas.
Si atiendo a mi vis cómica, creo que el campeón será el Valencia. Tendría mucha gracia que el que menos cuenta y contaba se saliera con la suya.
Si atiendo a mi vis fantasiosa, creo que el campeón será el Madrid pues después de lo que le ha llovido a lo largo de la temporada su triunfo será tan epopéyico como las hazañas de la Iliada o la Odisea.
Si escojo la vía racional, está claro que el Barça se llevará el gato al agua, a pesar de que Etoo siga cabreao y el Ronald ande siempre amenazando con que no sabe qué hará con sus dientes el día de mañana.
Y si florece mi vía masoquista, no hay duda que el Sevilla tiene todas las de ganar. Escuchar otra vez a Del Nido diciendo que son el mejor equipo del mundo, no sé si mi débil cerebro podría aguantarlo.
Ya ves, pues, que lo tengo clarísimo, mejorando lo presente, aunque al final yo creo que serán causas "exógenas" las que decidirán la batalla por el catre liguero.
Me ha gustado bastante tu blog. No es coba porque el Puñetas es poco dado a los elogios propios y ajenos, así que te enlazo en el Arco. Un cordial saludo.
Publicar un comentario