12 de junio de 2007

FIN DE SEMANA DE AÚPA


El fin de semana pasado nos deparó unos acontecimientos deportivos del máximo nivel, especialmente en lo que se refiere a la emoción y tal. La penúltima jornada de la Liga española, la final de Roland Garros entre Nadal y Federer y la carrera de Fórmula I de Montreal.



LA FLOR EN EL CULO DE CAPELLO O LAS TRAMPAS TAMBIÉN SE PAGAN. En menos de medio minuto, la Liga cambió de dueño: del Barça al Madrid. Una prueba de que el azar también juega. Como en las películas, en unos cuantos segundos se pasó del llanto al jolgorio y viceversa. Pero algunos no aprenden del destino. Mientras el presidente culé, Joan Laporta, daba una lección de responsabilidad y deportividad, poniendo buena cara ante las cámaras justo tras acabar el partido (y qué vas a hacer sensatamente si la suerte te es esquiva), unas horas más tarde unos gilipuertas apedreaban la casa del presidente del Español. No me extrañaría que algunos quieran hacer de Tamudo un traidor patrio, cuando sólo cumplió con su obligación de deportista: meter goles, pese a quien pese. El Madrid, mientras tanto, en pleno jolgorio, especialmente su presidente, al que le encantan los baños de masas, aunque haga el ridículo en ellos. Sí, a lo largo del año ha tragado carros y carretas que ahora los cínicos desmemoriados no reconocen, pero nadie le ha puesto una pistola en el pecho para presidir al club merengón. Como tampoco a Lopera o a Cerezo, en el punto de mira de algunos sectores desnortados e incívicos de sus aficiones respectivas. A estos desgraciaos sólo se me ocurre decirles: ¡es sólo un juego, idiotas!

Y en medio, Messi. Cada vez se parece más a Maradona. También en meter goles con la mano y callarse como un muerto. “La mano de Dios” escriben y ladran los aduladores de pitiminí. No: trampa. Como dice una famosa revista alemana, “una estafa al contrario, al público, a la idea del fair-play y al fútbol en general". Estas acciones no deben prestarse a la glorificación. Espero que, al menos durante un año, Messi no tenga la desfachatez de criticar ningún error arbitral que padezca en sus propias carnes. Cuestión de moralidad, oiga…



DOS AMIGOS EN UN DEPORTE PACÍFICO Si me gusta el tenis es porque los jugadores no tienen contacto físico. Una red les separa y cada uno va a su avío. Ni peleas ni broncas. A jugar y que sea lo que sea. Ver jugar a Nadal y Federer es un placer para la vista, para el deporte, para el buen rollo, para la inteligencia y para la amistad como valor superior. Que el ganador, en la hora del triunfo, tenga sus primeras palabras de aliento para el vencido, es algo que en otros deportes jamás ocurre. Hay emoción, corazón a tope de revoluciones, mucho dinero y prestigio por medio, pero ello no impide reconocer el acierto de una jugada del rival, darle por buena una pelota dudosa, respetar el ritmo de juego de cada cual. Aquí no hay trampas, ni bolas fantasmas ni dejadas con la mano. Messi, querido, éste no es tu deporte. Es la diferencia entre uno moderno, que evoluciona con los tiempos, y otro anquilosado en la prehistoria, con unas normas caducas, que sólo vive gracias al exceso de pasión, a la polémica cotidiana y al azar que puede echar por tierra en medio minuto todo el trabajo de una temporada.

LA CARRERA DEL DESMADRE. El campeonato de Fórmula I de Montreal del domingo fue un cúmulo tal despropósitos y sin sentidos que, pese a la aparente emoción de la carrera, a cualquiera le produce sonrojo. Un circuito peligrosísimo, con muros al lado del arcén y curvas donde el coche tiende a salirse. Accidentes previsibles, aunque luego el ángel de la guarda de los pilotos suele hacer bien su trabajo. Pilotos que hacen trampas saliendo con semáforos en rojo. Unas normas y un derroche energético y medio ambiental con escaso sentido. Y demasiado mal rollo. En Inglaterra, la prensa ya considera a Lewis Hamilton, compañero de Fernando Alonso en McLaren-Mercedes y nuevo líder del Mundial, un "nuevo héroe británico". ¡Y eso que todavía no ha ganado nada el chaval! Claro que Fernandito, haciendo amigos, como siempre. Y equivocándose clamorosamente en sus estrategias, aunque su mayor error sería dar crédito a las majaderías de los tabloides británicos. Estos ingleses nos han salido muy españoles… ¿O es al revés?

2 comentarios:

la aguja 15/6/07, 23:53  

Pues sí que parece que en este país empieza a haber otros deportes que no son fútbol.

La lástima es que también son deportes de circo.

No se habla de deportes más modestitos.

Aunque pensándolo bien, a lo mejor si esos deportes modestos cogieran auge acabarían siendo deportes de circo, con lo cual mi interés por ellos descendería bastantes enteros.

Es lo que pasa cuando se milita de por vida en el sector crítico.

Juan Puñetas 19/6/07, 18:47  

Cuando escribo ésto el Madrid ya se ha hartado de festejar su título liguero. El Capello ha seguido con la flor en el culo, aunque parece que ésta no funciona más que en el césped. En los despachos no tiene efecto y hay toda la pinta de que le larguen. Pienso escribir algo al respecto, cuando llegue el momento, porque -no es sólo Capello- me parece a mí que hay un cachondeo absoluto con los entrenadores y al que ellos mismos se prestan con bastante gusto sadomasoquista.

Sin ir más lejos, Schuster está esperando como un buen buitre a que le den el portazo al italiano para ponerse él en su puesto. A saber cual será su final también: idéntico. Y los portazos no salen gratis, no...

Comprendo tu desinterés por los deportes de circo. En realidad casi todos lo son, aunque unos más que otros. No sé qué pensarás, pero pienso que el tenis mantiene cierto atractivo, pese a todo, entre otras cosas porque suele renovarse de vez en cuando en normas de competición y tal. Le veo dos cosas malas: falta de escándalos y follones en la pista y poca competitividad entre el personal pues casi siempre ganan los mismos. En las chicas hay algo más de variedad.

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