QUÉ RISA, TÍA FELISA, CON LAS ENCUESTAS...
El CIS (para los amigos, Centro de Investigaciones Sociológicas) ha sacado a la luz uno de sus clásicos estudios. Una investigación concienzuda que, como todas las sociológicas, parte de un axioma en el que el Puñetas se cisca olímpicamente. Y es que basta con entrevistar a 2500 individuos e individuas para concluir lo que piensan y trajinan 40 millones de personas. Para los que se dedican a estas cosas de los muestreos, encuestas y tal, basta hacer un “muestreo polietápico, estratificado por conglomerados, con selección de las unidades primarias de muestreo (municipios)…” y patatín patatán, siempre con las debidas “rutas aleatorias y cuotas de sexo y edad”, para desnudar el alma de un país y saber lo que piensa, lo que ansía, lo que tiene y como se lo monta. Sintetizando, los antiguos dirían que el CIS es un experto en tomar el rábano por las hojas. Yo también lo creo.
Son famosas las encuestas políticas y electorales de nuestro CIS porque habitualmente no suelen dar nunca en la diana. Entre otras cosas, porque seleccionan tan mal a la muestra aleatoria esa, que parece que siempre escojan a los más embusteros del país. También en el ámbito del deporte, el famoso Centro se dedica a hacer meneos y sondeos, sacando conclusiones de la chistera con la habitual complacencia y rigurosidad con que la Sociología nos tiene acostumbrados. Sin ningún rubor. Hasta hubo una encuesta del propio CIS que llegó a la conclusión de que “la mitad de los españoles no se fía de las encuestas”. Yo tampoco.
La última revelación deportivo-sociológica, tras consultar a unos pocos, es que España es madridista. Algo que sabe cualquiera y sin tener que gastarse una pasta gansa en preguntar a unos cuantos prójimos. Basta poner el oído sobre la acera. ¿Y cual es el segundo equipo preferido? ¡Bingo: el Barça! En un país en que todo el mundo quisiera ser rico para no dar golpe, los ojos siempre están puestos en quienes tienen las pelas. Natural. Como también lo es que la mayoría asegure que su inclinación por un equipo concreto se debe a su lugar de nacimiento o de residencia. También lógico: lo que se come, se cría.
Lo bueno de la encuesta que me solaza, viene cuando preguntan al personal escogido no se sabe en razón de qué (a mí jamás me han preguntado los del CIS ni por la hora que es) que como se sienten tras perder su equipo. Los más dicen no sentir nada, lo cual invita a llamarles mentirosillos. Otro montón afirma que se deprime, cosa también incierta pues los psiquiatras se están muriendo de hambre por falta de pacientes.
Una gran mayoría (el 60 %) opina que la Liga sólo la pueden ganar los equipos con más dinero y casi un 50 % desconfía de que el campeonato sea limpio. Con lo que uno se pregunta qué interés puede tener un tinglado que ganan siempre los mismos y, encima, haciendo trampas en los despachos y en el campo. ¿Será que, como el tabaco y el alcohol, el fútbol liguero crea adicción a fuerza de chutes y borracheras mediáticas? Pues no se sabe, porque el mismo personal que opina una cosa, opina lo contrario: un 56 por ciento cree que al final la Liga la gana el equipo que mejor juega durante toda la temporada. ¡Menudo cacao mental tienen algunos!
Entra aquí otra característica de las encuestas, aparte lo ridículo de la muestra y los embustes de los entrevistados: la escasa coherencia del personal. Mientras una gran mayoría afirma que prefiere estar informado en temas de salud, cultura, economía, asuntos laborales y hasta ecológicos, luego resulta que “son los asuntos deportivos los que polarizan la mayor parte de las conversaciones de los encuestados”. ¡Para matarlos!
Pese al interés que provoca el deporte en general, sólo la mitad asegura haber comprado una entrada para ir al fútbol en el último año, con lo cual va a resultar que la mayoría de los aficionados que abarrotan los campos son extras a los que se les paga una gratificación para que hagan bulto en el graderío. Y lo más descacharrante: más del 60 % dedica su tiempo libre a ver la televisión y el 60 % a caminar. ¿Cómo se entiende? Pues que cuando salen los anuncios se levantan del sofá y caminan hasta la cocina para picar un poco. Las encuestas (especialmente en España y parte del extranjero) es que son para mear y no echar gota.
2 comentarios:
Pues sí. Es lo que nos faltaba. Que el CIS empleara su tiempo y nuestro dinero en encuestas deportivas, y futboleras para más inri.
Ya puestos nos podían informar de las preferencias balompédicas de sus señorías (las del Congreso y las del Senado, y ya metidos en gastos las del Poder Judicial también).
Le he dado un repaso ligero a esa encuesta y no me creo algunas cosas. Como la de que la gente futbolera no se disguste con la pérdida del partido de su equipo. Si hasta los hay que no cumplen en casa hasta el martes o miércoles…
Sobre esto de las encuestas he de decir que sí que existen. Una vez me llamaron a casa (fíjate que el teléfono fijo de mi casa ni aparece en la guía y aún así lo obtuvieron; no me tocará una lotería, no, pero sí que salió mi numerito de teléfono) y me preguntaron por mi parecer sobre los premios Príncipe de Asturias.
Me despaché a gusto, oyes. Creo que los tiernos oídos del encuestador no estaban preparados para oír mis verdades.
Le vine a decir que no entendía cómo siendo Asturias una Comunidad Autónoma pobre hasta el punto de estar recibiendo ayudas económicas de la UE se podía permitir tal derroche de dinero. Y que me parecerían bien esos premios si fuera la Casa Real quien corriera con los gastos, que para eso le sirven estos premios de promoción de sus múltiples empresas por todo el mundo. Pero que encima ese dinero sale de mis/nuestros impuestos, y que mejor sería dejarse de premios de segunda categoría (unos Nobel de segunda fila por mucho que quieran vender la piragua) y que Hacienda me/nos devolviera algo más.
Fue hace cosa de dos años. Y no, no han vuelto a llamarme para más encuestas. Me temo que junto a mi número de teléfono han puesto una cruz o un asterisco, que es más gordo y se ve mejor.
Pues a mí no me han hecho jamás ninguna encuesta de esas, ni por teléfono ni en la rue. Y ni ganas, oye. Si las respuestas ya están escogidas y sólo hay que seleccionar una, me niego porque sería incapaz de responder sin dar matizaciones. Y si es una pregunta de esas típicas que luego se ven en los telediarios, menos, porque por principio me niego rotundamente a salir en una telecaca. (Debo ser de los pocos humanos que sería capaz de dar dinero para no salir en las telemugres).
Aquí el CIS ha perdido el tiempo preguntando sobre cosa de deportes, pero como en eso consiste su trabajo, pues eso...
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