2 de diciembre de 2007

RAFA BENÍTEZ HIZO BIEN EN LARGARSE A INGLATERRA


Los ingleses serán muy raros para según qué asuntos, especialmente los gastronómicos. Tendrán incluso una de las aficiones futboleras más borrachuzas del mundo, sobre todo cuando salen de las islas. Pero una cosa es incuestionable: los hijos de la Gran Bretaña entienden de fútbol y, consecuencia de ello, respetan a los profesionales que se dedican a ese negocio. O sea, a los entrenadores. Por eso suelen mantenerlos en el puesto todo lo posible y les dan amplias atribuciones, no sólo en el terreno de juego si no también en la planificación deportiva y hasta en los despachos. De eso sabe bastante Rafael Benítez, que hace unos años se largó del Valencia harto y asqueado de que directivos y afición le hicieran la vida imposible, a pesar de que llevó al club a las más altas cotas de gloria que había tenido en su historia. Encima de analfabetos, desagradecidos.



No es sólo el caso de Benítez. Es impensable que en Inglaterra echen a la rúe a dos entrenadores que acaban de ganar una Liga, como ha realizado el Real Madrid en los últimos tiempos. O casos como el del Betis, que devora entrenadores como si fueran tortilla de patatas. (Hoy domingo caerá otro más, un tal Cúper). A algunos de los entrenadores son los presidentes quienes les fichan o desfichan jugadores, como si fuesen ellos los que realmente saben de fútbol. A otros hasta les insinúan qué jugadores son intocables en las alineaciones. Y si tienes algo de suerte y duras más de un añito en el puesto, empieza a rezar porque tu cabeza estará a la venta al menor contratiempo y te pondrán de patitas en la calle. O quizás te largues tú antes de la patada, pues con la misma desfachatez con que te usan, con la misma puedes devolverles el agravio. El fútbol español no perdona un solo fallo.



Claro que algunos tienen lo que se merecen. Marcelino García Toral, entrenador del Racing de Santander, declaraba el otro día en EL MUNDO que “no soy partidario de ejemplos como los de Ferguson o Wenger. Creo que es mejor aguantar en un mismo club no más de tres o cuatro años, porque se acaban cogiendo malos hábitos. La rutina es mala y es mejor buscar nuevos desafíos pasado ese tiempo”. Particularmente la opinión de don Marcelino la considero una necedad, dentro y fuera del fútbol, pero allá él con sus opiniones. ¿No será que el bagaje técnico de algunos entrenadores no da más que para un par de añitos y luego todo se vuelve rutina porque ya no tienen nada más novedoso que enseñar? Esto de estar empezando continuamente será muy divertido pero no garantiza éxito alguno, que sólo viene tras un milagro (rarísimas veces) o tras un trabajo sostenido en el tiempo con tesón, una planificación a medio plazo, espíritu de sacrificio y mantener una columna vertebral de jugadores y cuerpo técnico hasta que su saber dé los frutos adecuados. Esta huida hacia delante en que se ha convertido la carrera de los entrenadores (asumida con gusto por muchos de ellos) no lleva a ninguna parte. En fin, muchos tienen lo que tienen: nada de nada, un erial de fracasos, un ninguneo de la afición y de los despachos. A menudo lo que se siembra, se cosecha.



Miremos en cambio lo ocurrido a Rafa Benítez hace unos días. Su Liverpool tiene ahora como propietarios a unos ricachones indocumentados (estadounidenses, por más señas). Su crítica a éstos lo ha puesto en la picota del despido, pero ahí ha estado la afición, para hacer una marcha previa en el último partido exigiendo la continuidad del técnico español, del que saben que sabe mucho de fútbol y que con él han llegado los éxitos y podrán seguir produciéndose. Y si se acabaron, qué pasa, es imposible ganar todos los años. Lo importante es estar siempre en el candelero. Así que Benítez ha agradecido con emotividad el apoyo de la afición, pensando quizás que ese gesto hubiese sido impensable en su país, esta España de nuestras entretelas, en la que todo el mundo se apunta a derribar a cualquier persona que tiene un gran éxito gracias a su trabajo, esfuerzo y dedicación. Y así nos luce la pelambrera, claro.

3 comentarios:

Juan Puñetas 5/12/07, 20:55  

Le agradezco el detalle de acordarse de esta bitácora, pero el Puñetas es un especímen tan extravagante que la última apuesta que recuerda haber hecho en su vida fue hace tantos años que creo recordar que todavía circulaban los "dos reales", aquella monedita que tenía un agujero muy práctico en medio. La atravesabas con una cuerdecita, te la atabas a la correa de los pantalones y -salvo que perdieras éstos, cosa improbable en unos tiempos en que había que ser casto por la gracia de Dios y del BOE- era imposible que volara en un descuido o en un engaño. ¡Con el poco dinero que había, no era cosa de correr riesgos innecesarios...!

Como a su vez lo de la publicidad me pone de los nervios (sea en la interné, en las telecacas, en las vallas o en las camisetas), siento no aceptar tu propuesta de intercambio de links. De verdad que lo siento.

Un cordial saludo de este tipo tan raro al que las apuestas y la propaganda nunca le han llamado la atención. Ahora, a mis 51 tacos de calendario, ya soy incapaz de cambiar...

la aguja 8/12/07, 22:32  

La gastronomía inglesa dicen que es inexistente. Y parece ser que la cerveza la beben tibia. Algo raritos sí que son.

Pero paciencia sí que tienen, como decía aquel chiste con citas de Shakespeare y Cela.

Un trabajo deportivo necesita tiempo para dar sus frutos. Quizá sea cuestión de carácter. Ellos flemáticos, los latinos ardorosos (o llegan los resultados pronto o rompemos la baraja).

Si alguien coge malos hábitos en un club será porque quiere o le dejan. Yo le preguntaría al Marcelino este dónde deja conceptos como la profesionalidad. Supongo que para la búsqueda de nuevos retos; lo que no dice si en busca de nuevos horizontes o más bien en una especie de huida hacia delante. Aunque supongo que esos horizontes son los del dinero: euros, libras, dólares…

Sobre lo de dictar las alineaciones o sugerirlas (que queda más suave), o sobre clarificar los intocables me temo que la cosa sea algo más profunda y esté relacionada con las famosas cajas B de las SAD; cajas que no se ven pero que se sabe que existen.

¿Cómo si no lanzar a un jugador (quien dice lanzar dice quitarse del medio) que no juega?

Para muchos presidentes de SAD ganar es primordial, pero ganar dinero es lo primero (¿me ha salido un pareado?).

Lo de Benítez y la afición es una lección, pero tiene su contralectura. ¿Por qué preocuparse del destino de un tipo que se queda sin empleo pero con una cuenta más saneada que un quirófano el día de la inspección?

Juan Puñetas 15/12/07, 17:37  

Lo que salta a la vista es que en las Englands futbolísticas tienen más sesera laboralmente hablando que por estas tierras. Debe ser, como señalas, la diferencia de carácter entre aquellos pagos y éstos, pero yo me apunto al Norte en estas cuestiones. (En realidad yo me apunto a todo lo bueno, que de todo hay en los cuatro puntos cardinales, y detesto lo malo, que también abunda en todos ellos. Si esto es "ser de ninguna parte", entonces el menda es un indocumentado, un apátrida, un descolocado y un descastado).

Lo de Benitez y su afición es un ejemplo bien ilustrativo de la manera de entender el asunto entre los ingleses y los hispanos (salvo excepciones). Cierto es que don Rafa tiene más dinero que pesa, pero no creo que el personal estuviese pensando en ello. Al fin y al cabo, cualquier otro (que lo hará peor, o quizás mejor) también tendrá el bolsillo saneado. En verdad que a mí lo que me interesa es el hecho en sí, independientemente de sus protagonistas. Que sean ricos o muertos de hambre, a mí me da igual. En cuestiones de mitomanías soy nulo, lo que no quita para que me interese el devenir histórico o histriónico de algunas "celebridades", independiente del dinero que habite en su cartera. En el mundillo del deporte abundan más que las hormigas.

  © Blogger template 'Greenery' by Ourblogtemplates.com 2008

¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).