UN MILAGRO: PROHIBIDO LESIONARSE

PROHIBIDO LESIONARSE. La Federación china de gimnasia, que maneja a sus deportistas como muñecos de peluche, está obligándoles a firmar un contrato por el que se comprometen, junto a sus entrenadores, a no lesionarse ni doparse para que así puedan llegar sanos y salvos a las Olimpiadas y conseguir para la madre Patria un cesto de medallas, con las que poder luego sacar pecho la Nomenklatura que aporrea los derechos humanos de aquel bendito país. O sea, para seguir con las riendas del poder hasta que los encierren en un ataud por fallecimiento natural. Ni qué decir tiene que los deportistas están haciendo cola con el culo bien apretado, no vaya a ser que los envíen a galeras. En cualquier caso a muchos acabarán mandándoles a tan funesto sitio, dado que los que no se coman un rosco en la competición olímpica van a tener el futuro negrísimo, si no acaban formando parte de un rollito de primavera. En buena lógica los gimnastas deberían dejar de entrenar, que es el único método bien eficaz para no lesionarse, y de salir a la calle para evitar caídas o atropellos. En lo de medicarse con prudencia lo tienen más fácil: el trabajo oscuro ya está hecho. Y es que el Puñetas se juega el cuello a que detrás de esta parida de la Federación china se esconde gato encerrado, aunque la verdad es que me da igual como que me da lo mismo…

EL RARO MILAGRO DE BAPTISTA. Los cantamañanas deportivos de Antena 3 (quiero decir de Antena Puaf…) iniciaban hoy su participación estelar en el telediario rosáceo-futbolero del mediodía con la siguiente frasecita: “El Real Madrid acaba de fichar a un nuevo jugador y le va a salir gratis”. Se referían a Baptista, ese armario brasileño disfrazado de futbolista que el club merengón fichó al Sevilla por un dineral para –acto seguido, como suele ser costumbre de esa santa casa- ningunearlo, ponerlo a correr por lugares ignotos del campo, cederlo a otro club y acabar traspasándolo por cuatro euros a un equipo de la competencia. A veces, sin embargo, los milagros existen para gente que –como Baptista- posee confianza en sí misma. Cuando ya veía venir la patada en el trasero con destino a otro club, otra ciudad y quizás otro país, el bueno de don Schuster –que no estará todavía muy curtido, pero que no tiene un pelo de tonto- le ha dado una oportunidad y don Julio la está sabiendo aprovechar. Ahora todos lo quieren más que a un hijo. Veremos cuanto dura. Moraleja: cuántos buenos jugadores se pierden por culpa de imberbes presidentes futboleros o de entrenadores de cabeza hueca. Su éxito o fracaso depende demasiado a menudo del capricho o del azar, en vez de sus propias virtudes técnicas y físicas. El fútbol, y el deporte en general, tiene más semejanzas con la lotería que con un trabajo bien hecho.