ARQUEOLOGÍA: ESOS TIPOS DE LA PELOTA
Rebuscando este fin de semana por las interioridades más escondidas del disco duro del ordenata, me he encontrado con el siguiente articulillo de opinión que escribí para mi primera bitácora allá en el 2002, justamente un 26 de abril. Por aquellas calendas ya prometía el Puñetas, aunque entonces no se llamaba así, apenas escribía sobre deporte y el diseño de la página web era más simple que el cerebro de un político en temporada de elecciones. Aquí va una copia del panfletillo para que se vea que el menda lerenda ya cojeaba del mismo pie va ya para seis años. O dicho de otra manera, que la cabra siempre tira al monte...
“”El deporte ese de meter a 22 tipos en calzoncillos en un prado con el lúbrico propósito de penetrar una pelota de cuero en el hueco existente entre tres palos me divirtió en mis años mozos hasta que mi padre me hizo socio del club de mi ciudad como premio a una buena conducta escolar y allí descubrí en dos domingos que el jueguecito de aquellos pelotistas sólo servía para desquiciar, enojar, cabrear y entontecer a quienes estaban en la grada. Aquellos otros tipos que pagaban un pastón por ver correr un balón por el césped no asistían a un espectáculo donde disfrutar, sonreír o pasarlo bien; iban a un circo a despotricar contra la fiera (el árbitro), a gritar lindas palabras y a cubrir de flores a los jugadores rivales.
Hoy -40 años más tarde- aquel jueguecito mueve medio mundo y cuesta trabajo pensar que juego tan estúpido dé para tanto. Hasta el punto que cualquier pelotero analfabeto tiene a su alrededor más micrófonos que el investigador o intelectual más sabio del país. Y todo para decir un par de obviedades y memeces.
Y en la cúspide, los mejores. ¡Tachan! ¡Los presidentes! Si sigo algo del fútbol es gracias a presidentes como don Gil, don Lopera, don Gaspar..., unos personajes antológicos de tebeo (mucho mejores que Mortadelo y Filemón) con los que la diversión está garantizada. Tan ricos (de pelas), tan mayorcitos y sus cerebritos parecen menos amueblados que los de un niño de teta.
“Las cinco primeras Copas de Europa no son legítimas para mí, porque las jugaban siempre los mismos clubes y lo montaban para que ganara el mismo. Para mí el Real Madrid ha ganado tres, pero las cinco primeras no cuentan”. (Don Gaspar – President del Barça de Barcelona)
Hay que reconocerle a este caballero capacidad de provocación. Lo que no sé es si tiene capacidad de raciocinio. Después, cuando se montan las tanganas entre unos y otros (jugadores, aficionados, ciudades, etc) estos presidentes tan moderados, tan responsables… lloriquean como magdalenas como si con ellos no fuese la feria. Menudos tiovivos. (Ellos, a lo suyo, a calentar el negocio). Menos mal que hay lugares en donde descubren a tiempo el timo de la pelotita:
“Mínima respuesta de la afición del Jaén al requerimiento de acudir a Soria: Con sólo tres personas no podemos fletar un autobús que vaya a Soria”. (Diario ABC)
Los hay todavía inteligentes en el mundo del fútbol. ¡La esperanza no ha muerto!""
2 comentarios:
En estos escasos seis años las cosas han cambiado poco. Y lo poco que han cambiado ha sido para ir a peor. El cociente intelectual del futbolista medio está en entredicho. La cultura de los futbolistas está a la altura de los SMS y la "plei" con sus "mata-mata". La pasta que ganan aún se ha revaluado en contra de lo que se predecía entonces.
Digamos que el fútbol-circo se ha convertido en el "amansadumbramiento" oficial de las masas. Es más importante la alineación de uno de los equipos de la "zona UEFA" (o la "parte alta de la tabla") que las políticas de empleo que propugne la presidencia de turno de nuestra Unión Europea (y digo nuestra porque a ella pertenecemos sin que parezca que pueda haber vuelta de hoja —cosa que me parece la mar de rebién—).
Triste pero cierto. Sólo nos queda el recurso del pataleo y esperar. Esperar a que las cosas cambien o esperar a que nosotros acabemos convirtiéndonos a esta nueva religión: el "futbolismo".
Este ha sido mi primer artículo que sobre el deporte escribí en la interné ésta. Ha pasado toda una eternidad y, como bien señalas, hemos ido a peor. (Desde nuestro punto de vista, claro, que afortunadamente sobre gustos no hay nada escrito). Tanto Gil, como Lopera, como Gasparín son historia. Al primero, antes que los gusanos lo devoraron sus propios seguidores atléticos; al segundo lo tenemos ya entre las fauces del león y al tercero lo echaron, igual que echarán al que ahora está. Don Gaspart, un tipo inteligente con mucho olfato para los negocios, era hablar de fútbol y se volvía idiota perdido. ¿Magia? ¿El famoso futbolín derrite la sesera? ¿Cosas de sentirse un hombre importante ante la opinión pública, y por tanto, dispuesto a decir insensateces para seguir en el "candelabro"? En fin, que no hay nada como el paso del tiempo para darse cuenta que no somos "naide".
La nueva religión del futbolismo es el nuevo opio del pueblo del que hablaría Carlitos Marx si ahora mismito levantara la cabeza. (Aunque si la levantara, los primeros en volver a partísela serían los que actualmente dicen mantener su legado). Ya digo, no somos naide. Ni don Carlitos...
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