30 de marzo de 2008

NATACIÓN: LA TERCERA EDAD EN PLENA FORMA


Como el Puñetas ya calza los cincuenta tacos no sorprenderá que se ilusione como un niño cuando algún deportista obtiene éxitos importantes a pesar de tener una edad provecta para alcanzarlos. Cuando en algunos deportes, como es el caso de la natación, si llegas a los 30 añitos ya te están dando el pasaporte para un asilo de ancianos, los éxitos en los recientes Campeonatos de Europa de Natación de la barcelonesa Gemma Mengual y de la andaluza Nina Zivanevskaya (ambas con 31 hermosas primaveras a sus anchas espaldas) me han provocado una satisfacción casi orgásmica.

Que en un deporte copado mayoritariamente por adolescentes o por jóvenes en edad de tomar ColaCao, nuestras dos españolas hayan logrado grandes éxitos –a pesar de tener más años que Matusalem, natatoriamente hablando- dice mucho del esfuerzo, amor propio y fortaleza de estas damas. Teniendo en cuenta que el nuevo campeón de Europa de saltos desde plataforma de 10 metros es un tal Thomas Daley, con 13 añitos solamente (casi un recién destetado), el mérito de Gemma y Nina queda sobradamente demostrado.


La primera, a la que ya dedicamos un panegírico (cosa nada habitual por estos pagos) hace tiempo, ha conseguido en los campeonatos citados nada menos que cuatro oros, uno de ellos a título individual. ¡La primera medalla de oro individual de la natación española en toda su historia! Lo cual indica el ínfimo valor que siempre ha tenido nuestra natación (bastante hacía el personal con no ahogarse en la piscina) y realza el mérito increíble del éxito actual de la Mengual. En unas pruebas, además, donde el ojo discrecional de los jueces suele estar habitualmente inclinado hacia las chicas del Este, auténticas líderes sempiternas en estas minucias de estar varios minutos bajo el agua peleándose por hacerlo bonito sin atragantarse y echarlo así todo a perder. Más de una década lleva la señora Gemma en la alta competición natatoria para que ahora venga cualquier jovenzuela a mojarle la oreja. El milagro es muy simple: unas ganas de superación y de sacrificio a prueba de bombas… de agua. Por eso la Mengual puede presumir ya de ser la única nadadora que ha conseguido cuatro medallas de oro en un mismo campeonato. Desde que comenzó a competir internacionalmente ha logrado más de 30 medallas entre pitos y flautas, y no sonando éstas por casualidad. Así que demos tres hurras por doña Gemma: ¡hurra, hurra y hurra! (Ésta no es de floja como Ronaldinho, eh que sí?).


El caso de Nina Zivanevskaya, sin llegar a tantas medallas como la catalana, también tiene su mérito, oiga. Rusa por parte de Moscú, está nacionalizada desde hace casi diez años tras casarse con un español. Afincada cerca de donde vive el Puñetas, hace unos años, durante un par de meses, “competí” con ella en una calle adyacente en la piscina olímpica de Torremolinos, donde se entrenaba mientras el menda se peleaba con el agua a tortazo limpio. Aquella señora volaba sobre el agua como un misil mientras que el muá no sabía donde agarrarse para no naufragar. Desde 1999 empezó a ganar medallas para España en los campeonatos europeos de natación. Siete años antes había conseguido bronce en las Olimpiadas de Barcelona. En el 2000 volvió a repetir metal –ya como española- en las olimpiadas de Australia (100 metros espalda) y en 2003 ganó el oro en los Mundiales (50 metros espalda). En 2004 anunció que estaba embarazada así que la natación pasó en su vida a segundo plano. Ahora ha regresado dando caña, trabajando por libre con su marido y –a la vez- entrenador, logrando batir el record europeo de los 50 metros espalda, aunque sólo le duró la gloria 24 horas. Que una reciente parturienta, tras casi tres años de alejamiento de las piscinas, diera sopas con ondas –¡y de espaldas!- a toda la musculosa chavalería de la competencia congregada en Eindhoven era demasiada provocación. Pese a la fugacidad de su record, alguna medalla cayó en las alforjas así como otra plusmarca nacional. Menudos saltos de alegría y cachondeo se dio el Puñetas gracias a la “viejecita” Nina.


Las viejas rockeras nunca mueren, que diría Miguel Ríos. A Gemma y Nina tendrían que hacerles un monumento en España y Europa. Por llevar tantos años en la élite, porque cada vez están más jóvenes y porque a los maduritos nos arrean unas dosis de adrenalina y optimismo que no veas. Así que nuevamente tres hurras por mis chicas favoritas: hurra, hurra y hurra. Por cierto, ¿a qué esperan los cagamandurias del deporte nacional e internacional para crear campeonatos deportivos para la tercera edad? ¿O es que sólo tienen derecho a medallas los cuerpos lustrosos y chiripitifláuticos?

2 comentarios:

la aguja 6/4/08, 15:07  

Te has olvidado de tu compatriota María Peláez, que tampoco está nada mal, y ya lleva varios trienios en la alta competición de los sirénidos.

Me ha hecho gracia eso de la andaluza Nina Z.

Yo diría que más bien es andalucraniana (por cierto, compatriota de Lissaqué).

La verdad es que no entiendo como es posible lucir ese cutis pasando la cuarta parte del día metidas en un charco de cloro (muy sano no debe ser).

Sobre el deporte de correr sobre las aguas (correr en el sentido de velocidad) y las exigencias al organismo humano te dejo este enlace: Salud.

Juan Puñetas 8/4/08, 21:20  

Pues sí, tienes razón, la Peláez calza ya también los 30 añitos y es probable que esté en la China, aunque no sé si participó en los Europeos.

Veo que sigues en plena forma, siendo un lector sagaz y minucioso. Así que no te ha pasado desapercibido el guiño ese la "andaluza Nina". Como ya nos conocemos, sabes que me da lo mismo de donde sea. Los deportistas no tienen más nacionalidad que su trabajo y su propio ego. Ellos compiten por sí mismos, aunque si son buenos, puedan recibir ayudas de sus países y "representar" luego a éstos en las competiciones internacionales. En el caso de estas dos nadadoras, como en casi todos los deportistas, lo que a mí personalmente me importa es lo que hacen, sus pequeñas gestas y epopeyas, o fracasos. Creo que merecería la pena destacar que a las edades que ya tienen es de un enorme mérito que todavía se conserven estas nadadoras dentro de la élite y, lo que es mejor, que todavía no estén hartas de chupar cloro y sesiones durísimas de entrenamientos. (No creo que haya entrenamientos más aburridos que los de la natación).

Me hacía gracia calificar de "andaluza" a la tal Nina (su marido sí que lo es de nacimiento). En estos tiempos en que nos invade el localismo y tribalismo más feroz aquí seguimos al margen. Las pocas veces que he soportado una retransmisión futbolera o baloncestista de Canal Sur, la telecaca andaluza, eran notables los esfuerzos de los locutores por hacer notar siempre que Fulanito o Menganito eran andaluces. Al punto que, en alguna ocasión, sólo al árbitro podían calificarlo de la tierra. Como imaginarás, en esa ocasión siempre solía ser el mejor de la película (quiero decir, del partido). Quien diga que los franceses son chovinistas es que no se ha dado una vuelta por las Españas de las Autonomías. Ejemplos parecidos he observado en mis viajecillos digitales por las otras televisiones autonómicas. Es más, la idea de un articulillo sobre el particular la tengo in mente desde hace tiempo pero estoy esperando el momento informativo propicio y caricaturesco. (Aguardo la ocasión como gato en celo).

Lo que sí es un misterio, y en eso no había caído, es el asunto ese del cutis y el cloro. No sé, yo llevo casi diez añitos pasándome una o dos horas en el charco y te confieso que mi cutis se conserva mejor de lo que mi edad aparentaría. O es casualidad o, sencillamente, las chicas son todavía jóvenes y hasta se maquillan cuando salen a la piscina o va a resultar que el cloro tiene propiedades conservantes o que el aire oxida más que aquel. Buena observación que algún experto (de esos que abundan como setas) debería contestar para no dejarnos en la duda.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).