EL CHAPARRÓN DE CHAPARRO. Dice el refrán que Dios los cría y ellos se juntan. En el caso de Chaparro, actual entrenador del Betis, el refranero está cumpliéndose a rajatabla. Al bocazas de su sempiterno presidente, ese Lopera que no se pué aguantá, se le ha venido a juntar don Paco Chaparro, alias el vehemente. A Lopera ya lo conocemos de sobra (el hombre es un clásico); de Chaparro ya empezamos también a saber con qué pie cojea. Y, francamente, cojea muy mal. Recordarán que en el reciente partido Betis-Atletic de Bilbao un ser irracional, de los muchos que abundan por los estadios, lanzó una botella de agua al campo causando serias lesiones oculares al portero visitante. Así lo decía el parte médico posterior, salvo que también los médicos sean forofos y se inventen enfermedades y traumatismos donde sólo hay cuentitis. Luego llegó la sanción al club bético. Don Chaparro se ve que no quedó nada contento y ante el rumor (desmentido posteriormente) de que el portero vasco podría ir concentrado en el siguiente partido, se soltó la melena con este chaparrón de necedades: “"Armando parece que va a jugar mañana. Tenía para tres semanas, tenía puntos, el ojo muy mal, pero en cuanto ha salido el castigo, juega…". Algunos sabemos que en el fútbol hay más trampa que cartón (que ya es decir) y que los mentirosos abundan como moscas. Eso lo debe saber también el propio Chaparro, pero cuesta trabajo pensar que en el caso de Armando la mentira haya existido desde el inicio hasta el final. (Quizás los efectos especiales cinematográficos se han instalado ya en el ultramercantilizado mundo del futbolín y en vez de sangre corre el tomate, en vez de camillas de la Cruz Roja hay actores secundarios preparados para dramatizar y los partes médicos los hace un guionista de Hollywood). Hay que ser muy rebuscado y retorcido para pensar (y lo peor, decirlo en frío ante unos calientes micrófonos) que el Betis ha sido objeto de una gran confabulación judeomasónica o de una conspiración Villariana (el presidente de la Federación Española es vasco, sí, pero no es idiota). Lo que no puede permitirse (en otros países ya le habrían cerrado el pico a don Chaparro con una buena sanción) es echar basura sobre un futbolista agredido, no presentar prueba alguna y querer quedar como el Altísimo. “Hay cosas que nadie dice y las diré yo” –añadió en otro momento el camarada. Pues como sean como las referidas a Armando mejor te las callas para cuando vayas al confesionario. No te jode estos iletrados peloteros metidos a irredentos quijotes de la nada… (Comprueben aquí una historia de cierta similitud, aunque esta vez se produjo en el campo del Bilbao).
UNA DE TELEMIERDA. Más o menos las tres y media de la tarde del día 25 de marzo. Antena 3. Sale tan cursi y endomingado como siempre un periodista “deportivo” para dar paso a las noticias del fútbol (el resto de los deportes sólo cuentan si hay algo luctuoso que relatar). Habla el señorito sobre el reciente partido entre el Sevilla y el At. de Madrid, donde al parecer ahora se enteran algunos que hubo las clásicas peleas entre dos bandas rivales, a torta limpia y algún que otro navajazo. Nada novedoso ni noticiable, por rutinario. Pero hay noticia… Y la hay porque ha aparecido un video en interné donde se muestran imágenes de la reyerta entre los oligofrénicos de turno. Y claro, ¡hay que mostrar el video a los espectadores! Como si fuese un documento histórico. Eso sí, antes se tacha a los reyertistas de animales y otras justificadas lindezas. Pero se proyecta el video… Que es de lo que se trata, claro. De llenar de mierda la pantalla dando publicidad gratuita a unos tiparracos que han encontrado en el fútbol la válvula de escape de su violenta imbecilidad. Televisión educativa, libre, veraz… Lo que ellos quieran proclamar en plan autobombo. Para el Puñetas simplemente es una muestra más de que nuestras teleles han pasado de cajas tontas a ser vulgares cajas de basura. Y como tales, todo lo que encuentran hediondo y putrefacto lo recogen, lo editan, lo programan y proyectan (eso sí, condenándolo antes, que ellas son muy decentes) en horarios de máxima audiencia –con niños incluidos- para mayor gloria de su negocio y de la “información”. ¡Y un güevo podrido, capullas!
2 comentarios:
Hay veces que el cabreo del momento no le deja pensar a uno. Entonces dice lo primero que le viene a la boca. Y claro, si las dispara, sale una sarta de sandeces que después, al menos en el mundo del colorín, uno tiene que justificar, y lo hace diciendo más de lo mismo.
Si uno tuviera la lección bien aprendida, en un momento de ofuscación y cabreo uno diría lo que tiene en el guión, si dejarse llevar por la improvisación. Y claro, uno acertaría. Y no, no es que esta gente no tenga capacidad de improvisar, que la tienen, y grande, sino que adolecen de guión.
En cuanto a lo de la televisión, pues más de lo mismo a estas alturas de la tertulia. Hay que cumplir con el famoso/puto share, y como lo que vende es el morbo, pues toma morbo que dios te crió.
No lo he visto, pero apostaría una pequeña fortuna (si la tuviera) a que primero dijeron que iban a proyectar ese vídeo, después dieron otras noticias, volvieron a recordar que lo iban a proyectar, fueron a publicidad (vaya la que se montó en su día cuando en un telediario insertaron anuncios), y al final dieron el dichoso vídeo.
Y todo eso por el famoso/puto share. Así dan tiempo a que alguien que ve que lo van a dar llama a sus amigotes y estos a otros, y así todos pendientes de unas imágenes que de información no tienen nada y que se podían ver "gratis" por el youtube (y digo gratis porque no hay que tragarse un minutaje eterno de publicidad).
Y viva la España cañí y la europea también.
Los cabreos están muy bien en la intimidad o tras la reflexión serena con lápiz y papel o dándose un paseo tranquilo. Pero cuando uno se pone delante de un montón de micrófonos y cámaras (portados por un montón de "caníbales" que quieren sangre) sólo hay dos dos recursos: hablar de lo bonitas que son las flores, los pajarillos y las nubes -así no meterás la pata- o negarte a hablar justo después del partido y en caliente para evitar decir inconveniencias que luego puedan costar caras. (Por ejemplo, revisar primero la grabación del partido para así evitar calificar como penalty lo que no lo lo fue o como robo lo que simplemente fue un error insalvable.Lo que ocurre es que a todos les gusta un micro más que a un tonto un chupachups. Claro que, como bien indicas, y teniendo en cuenta la pasta gansa que ganan, bien podrían tener contratado a un guionista que les iría escribiendo durante el mismo partido algunas reflexiones sobre el particular, e incluso podría asesorarles en la misma rueda de prensa -a modo de apuntador teatral- antes de largar por esa boquita tan poco instruida que dios les ha dado. (Se supone que lo suyo es la pelotita y no la linguística ni los juegos florales ni tal).
Claro que -ahora me paso a los señoritos de las telecacas- si se supone que hablamos de unos "profesionales" y "expertos" de élite y tenemos lo que tenemos (una mierda más grande que el sombrero de un picador), pues ya me dirás, amiga Aguja, cómo anda el patio. Que cada cual le añada el adjetivo que le plazca.
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