9 de noviembre de 2008

DEPORTES CON ANIMALES

 
Perdone el lector la chusca comparación pero, el otro día, andaba el Puñetas visionando diversos videos deportivos en que se veían jugadores fuera de sí, arreándose mamporros a diestro y siniestro y a espectadores en idéntico plan, peleando en batalla campal contra los hinchas adversarios, cuando semejantes salvajadas me llevaron directamente a pensar en esos animales que participan en los deportes más o menos competitivos. Sé que esa traslación temática es injusta para los pobres animales, muchos más racionales que los descerebrados jugadores e hinchas de los videos, pero póngase tan peregrina comparación en el debe de nuestra mala educación, la cual considera que el reino animal (exceptuando al homínido) es un conglomerado de individuos salvajes e indisciplinados que están puestos ahí por la naturaleza para que el rey de la creación (que acabará por destruirla) los torture, los mate, se los coma,  los esclavice y hasta los dome para provecho propio. En el colmo del refinamiento, hasta hace deporte con ellos. ¡Tiene bemoles la cosa!

Hoy traigo a colación esta reflexión puñeteril porque acabo de leer una noticia que incide sobre la cuestión anterior. En el Campeonato de España de Caza Menor con perro, disputado los otros días en un pueblo de Soria, dos cánidos participantes fueron envenenados en vísperas de la competición. No se sabe aún el motivo aunque cabe pensar que fuera para quitar de en medio a unos rivales poderosos. O que algún enemigo de la caza (que haberlos, haylos) aprovechase la llegada de tanto disparador y tanto disparate para hacer de las suyas. En cualquier caso, sorprende que hasta en estos menesteres tan prosaicos como la caza menor con perro, se lleguen a cometer estas tropelías con unos indefensos animales, que ya tienen bastante con aguantar al taruguín de su dueño.

Llegados a este punto quiero ponerme el traje de reivindicador justiciero para pedir desde aquí que, ya que es imposible que se deje en paz a los pobres animales, al menos se les valore más y se les dé mayor protagonismo en las publicaciones y medios que informan sobre el particular deportivo. Ya está bien que las medallas, los premios y las afotos se las lleven siempre los homínidos mientras que a sus sacrificados compañeros de deporte sólo les corresponde un terrón de azúcar extra, un trozo de carne de regalo o una ración mayor de forraje. Los caballos, los perros, los galgos, las palomas y el resto de animales que compiten en buena lid en una competición deportiva también tienen su corazoncito y no se les puede despachar simplemente con un plus de golosinas en caso de haber colaborado a conseguir un gran premio.

Sé que algunos defensores acérrimos del gremio animal aplaudirán mi propuesta, aunque más aplaudirían si diese el paso de pedir la prohibición de esos deportes. No caerá esa breva porque –aunque no asisto ni asistiré a ninguno- considero que el trato que se da a esos animales es mucho más exquisito que el recibido por el resto de su especie, así que no confundamos el rábano con las hojas. Es lo que les ocurre a los toros de lidia. (Que por cierto no sé porqué el toreo no es considerado deporte cuando lo son las carreras de galgos o la colombicultura). Ya quisiera más de uno llevar la vida tan desahogada y a cuerpo de rey de los toritos bravos aunque luego acabe la fiesta viendo como un tontoelhaba vestido estrafalariamente le toma el pelo con un trapo colorao y, finalmente, le da una estocada a traición. Siempre será mejor acabar siendo arrastrado por el albero con los aplausos del respetable que desconyuntado entre un amasijo de hierros, o despachurrado en un accidente laboral o volatilizado por una bomba del enemigo, sin nadie que se acuerde de nuestro esfuerzo por sobrevivir con dignidad, pese a la estúpida muerte encontrada.

En cualquier caso, vaya desde aquí mi homenaje hacia esos caballos, perros, camellos, palomos y restantes deportistas animalescos gracias a los cuales algunos homínidos se lo pasan tan ricamente. Siempre será preferible tener al rey del mambo de tu parte y bien solícito que tenerlo a tus espaldas persiguiéndote por tierra, mar y aire en busca de tu carne tan preciada, tu cornamenta aparatosa o, simplemente, porque el tipo es un sádico que disfruta apaleando o matando porque sí  a seres vivos mucho más inteligentes que él.             

4 comentarios:

Anónimo 11/11/08, 0:32  

Tu visión de la fiesta nacional me la trasladaba un buen amigo hace ya muchos años. Mejor ser toro y vivir a cuerpo de rey y tener todo un harén, aunque después mueras en la plaza en unos pocos minutos, que ser buey de carga, capado y matado de cualquier manera (bueno, no tanto que por lo visto hay regulación en los mataderos).

El caso es que puesto así, uno casi suscribe esa vida libre del toro si no fuera porque hay más alternativas. Ser toro bravo, con harén, y ser sacrificado limpiamente para ser comido en pro de la nutrición de los omnívoros que somos.

Aunque siempre llegaba un vegetariano al bar que remataba: "para ser fuerte como un toro, como lo que come el toro y no te comas al toro".

Hasta ahí no llego, que me gusta la carne roja poco hecha (carnívoro que es uno y a mucha honra). Pero dejando a un lado las preferencias gastronómicas y nutricionales, circunscribiendo el problema a la vida del toro, seguro que cualquiera suscribe ser toro en la dehesa y no acabar en la plaza, lo cual no es una alternativa.

Si el deporte y la fiesta supone la tortura y/o muerte de un animal, a lo mejor es que somos tan primitivos que la civilización ha sido un espejismo.

Juan Puñetas 12/11/08, 1:31  

Sería demasiado civilizado que los toritos bravos se llevaran una vida padre y encima murieran en la cama. Si eso no se le tolera ni al currito de dos patas más sobón y manso, no vea si se le va a permitir a ese toro enamorado de la luna y que encima aspira a ser tratado como un rey hasta en el último adiós.

Menos le arriendo la ganancia a esos animales que tienen todos los días que levantarse temprano para entrenarse al mismo compás que su jinete, o preparador físico o su mentor. Y que, tras pasarlas canutas, sudores van, sudores vienen, luego nadie les reconoce los posibles triunfos, ni ven su foto en la portadaa del AS o el MARCA.

Tenga cuidado con la carne poco hecha que uno ya empieza a dudar de que el pollo sea pollo y la ternera, ídem. Por dudar, ya hasta piensa que la lechuga no es lechuga... ¡Tiempos artificiales éstos, vive Dios!

Anónimo 12/11/08, 2:10  

Muestra usted un catálogo de animales deportivos todos ellos en plena forma y en perfecto estado de salud, salvo los dos lebreles o pointers que se han cargado los envidiosos.

Pero pasa usted por alto esos otros animales que también forman parte de la farsa deportiva y sin el concurso de los cuales no sería posible el progreso deportivo. Me refiero a perdices y codornices, liebres y conejos, jabalíes y corzos.

Esos están en perfecto estado de salud hasta que llega el deportista y se los carga.

Pensemos en que es normal que quien a matado a los dos chuchos de caza no tenga remordimientos porque no ha hecho más que seguir haciendo lo que es su actividad favorita, matar animales. ¿O es que existe alguna diferencia entre los perros y el jabalí, el corzo, la liebre...? ¿O es que es más barbarie matar dos perros porque tienen dueño que matar dos zorros porque son libres?

Juan Puñetas 14/11/08, 0:43  

Hombre, todavía hay clases..., incluso entre los animales, así que no vamos a comparar a los que "hacen" deporte, cogiditos de la mano con un bípedo habitualmente poco racional, con los que están para el lucimiento de los primeros, como les ocurre a esas perdices, codornices, liebres, etc.

Vamos, no lo digo yo, que en cuestión de animales lo tengo claro: cada uno por su lado. Te lo dirían esos miles de cazadores que -encima- te venden su labor como provechosa y hasta social. Algunos se atreven hasta a decir que colaboran en el equilibrio del ecosistema.

Sin negar que matar cualquier bicho, de manera gratuita, es en cierto modo un acto bárbaro (en el mal sentido), que se den episodios como la muerte de esos dos perros muestra que algunos -por dinero o prestigio- son capaces no sólo de matar liebres, perdices, etc, si no todo lo que sirva para engordar su ego y su cartera. Menuda animalada, humanilada, quiero decir...

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).