23 de noviembre de 2008

EL GUSTAZO DE LA DAVIS 2008


Si hay un deporte que al Puñetas le gusta ver y practicar, ese es el tenis. No sólo porque una tensa red separa a los jugadores rivales, con lo que se evitan los encontronazos que hay en otros deportes, si no porque es uno de los pocos donde todavía se conserva esa antigualla –para la mayoría- del fair play. El espectáculo vivido este fin de semana en Mar del Plata entre los jugadores de Argentina y España durará bastante tiempo en mis ya gastadas retinas. No por el éxito (que también) si no por la enorme deportividad vivida entre los espectadores –cada afición dedicada a los suyos- y los jugadores, viejos y jóvenes conocidos.

Cierto es que durante el partido de dobles del sábado hubo algún momento en que los aficionados al tenis temimos encontrarnos en un campo de fútbol, a tenor de algunos maleducados chispazos de la grada. Pero aquello fue sólo eso, un chispazo ante el que la propia organización salió al paso con prontitud interrumpiendo brevemente el partido. A ver si aprenden otros deportes que sólo viven del escándalo y la polémica, y no es por señalar…

Ver cómo al final del partido la afición argentina aplaudía la victoria española mientras que los jugadores españoles coreaban el nombre de ¡Argentina, Argentina! es una escena tan irrepetible en un terreno de juego que habría que ponerle un marco y proyectarla en todos los centros educativos del mundo. Acostumbrados a la burrez de muchos deportes, los chicos del tenis han dado todo un ejemplo de cómo hay que afrontar un envite tan desquiciante como una final de la Davis. Porque sólo quien haya visto los cuatro encuentros sabrá la cantidad de nervios, de tensión, de energía física y mental que se ha puesto en juego. Suficiente para que a alguno se le cruzasen los cables y aquel espectáculo saltase por los aires. No sólo no ocurrió si no que fue digna de ver la reacción de los ganadores y de los perdedores al final del encuentro decisivo. Quizás no hable mucho la prensa de ello, dedicada habitualmente a cantar las grandes gestas y los sonoros fracasos, pero al Puñetas no se le escapan estos detalles: el tenis sigue siendo un deporte de caballeros y caballeras (¡ay, ministra Aído, que me tienes hechizado con tu amorosa palabrería!).

No estaba “Él”. Una lesión impidió su presencia en la final y, seguramente, lo que perdimos en seguridad ganamos en igualdad y en comedura de uñas. Acostumbrados este año a verle casi siempre triunfante, sus compañeros han demostrado que los triunfos saben mejor si quienes los consiguen son simplemente humanos. Con “Él” no hubiéramos visto tantas dobles faltas ni tantos altibajos, ni tantos fallos ni tanta emoción en el marcador. Lo cual que viene muy bien para mostrar al personal que los currantes de a pie también pueden dar espectáculo y alegrías. Nunca desprecies a los personajes teóricamente secundarios porque de ellos será la ensaladera. No sólo es una lección aprendida por el equipo argentino –que creyó que sin Nadal la final era pan comido- si no también por los listos de siempre –yo incluido- que pensábamos que sin “Él” haríamos el ridículo. ¡El ridículo lo hemos hecho los que íbamos de enteradillos!

Acaba una temporada tenística con los resultados más provechosos para los tenistas españoles de toda su historia. Recuérdome cuando –siendo un chaval, en 1965- me levanté de madrugada para seguir en un viejo televisor en blanco y negro la primera final de Copa Davis que se disputó en Australia entre otro “Él”, Manolo Santana, y los invencibles chicos del país de los canguros: Rod Laver, Newcombe… Como era previsible, aquellos dioses de la hierba de Sydney hicieron lo que estaban acostumbrados a hacer: ganar barriendo. Dos años más tarde se repitió la misma jugada y resultado, pero en otra ciudad, Brisbane. Si me dicen entonces que mis ojitos verían algún día levantar la Ensaladera hasta tres veces (por ahora), me meo de la risa. Sólo una cosa no ha variado desde entonces. En aquellas dos ocasiones se perdió con orgullo y deportividad. Celebro que ahora, en las victorias, se siga manteniendo el mismo espíritu.

6 comentarios:

Anónimo 24/11/08, 2:22  

sin duda un deporte de currantes
venga ya

solo los ricos jugais a la mariconada esta al tenis

el fubol es el deporte del pueblo

y mas varato, con una pelota juegan 11

bueno no, 22,, o los que sean

Juan Puñetas 26/11/08, 1:49  

Me parece a mí, camarada, que tú no has jugado al tenis ni en sueños. Vamos, que lo más que has visto en relación a este deporte han sido las nalgas de la Serena Williams.

Sí te alabo el gusto en lo de la economía y sencillez del fútbol, que se puede jugar hasta en medio de un prado, con las vacas y cabras danzando por allí. ¡Pocas veces que, en mis años mozos, me iba a la era a disputar descomunales partidos contra la panda rival! Claro que entonces no era rico ni tenía un duro. Luego, de mayor, me tocó la lotería y pude empezar a jugar al tenis.

Tu idea de deportes de ricos y pobres me resulta atractiva y te prometo sacarle punta en alguna entrada próxima. Ciertamente Nadal, Verdasco, Feliciano López y otros lindos muchachotes de la pelotita amarilla proceden de familias de clase media o alta. Como ocurre en todos los deportes individuales, la ayuda familiar para labrarse un currículum o palmarés, es casi imprescindible, salvo que sean un genio y tengas un mecenas desprendido. Entrar en la élite cuesta un huevo y media cuenta corriente. Ya sabes: una inversión como otra cualquiera que a los ricos les suele salir barata. (Te repito la jugada: barata).

Celebro que te guste el fútbol, pese a lo cual no lo tacharé de bruto ni de pelo en pecho. Cada deporte tiene su espacio, sus pros y sus contras.

Un saludo, pero que el amor al furbo no te lleve a despreciar el deporte ajeno. No es por nada, pero donde se ponga el trasero de la Williams que se quite el de Raúl o el de Messi...

Juan Puñetas 26/11/08, 1:53  

Perdón, se me había olvidado la prueba del delito. Aquí va:

http://digitalheadbutt.files.wordpress.com/2007/07/serena-williams.jpg

Anónimo 27/11/08, 15:01  

sigo preferiendo el fubol:
http://www.unosaficionados.com/imglinks/img_875.jpg

la aguja 29/11/08, 23:22  

Humm... ¿cuánto tiempo piensas que queda hasta que dos tenistas se líen a hostias?

El baloncesto ya ha dado ese paso. Es como si todo se encaminara hacia el mismo sumidero. Es cuestión de tiempo. En ciclismo ya vimos a dos tipos liarse a puñetazos en plena carrera; en hockey hielo son incontables; en béisbol no hace tanto se liaron por una bola que dio al bateador.

Se me antoja que la red es muy poca cosa para disuadir a nadie de saltarla; tal vez si la electrificaran...

Juan Puñetas 3/12/08, 0:07  

Tarde o temprano tendrán que electrificar la red y poner vallas de separación con los espectadores. Recuerda a aquella tenista (Mónica Seles, número uno entonces) que fue apuñalada en la pista cuando estaba jugando. Locos siempre habrá y, normalmente, no están en el manicomio, pero qué duda cabe que un elemento separador entre los jugadores ayuda a evitar encontronazos y a que salten chispas. De todas formas, siempre me quedará la natación, que aún de viejecito se puede practicar en la bañera. ¡Mira por donde, al final lo mismo el deporte del futuro es el boxeo, pero extendido a todos los deportes!

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).