27 de enero de 2009

HOMENAJE A LOS INVISIBLES


El mundo del espectáculo es bastante puñetero, mejorando lo presente. Todo el mundo conoce los dimes y diretes, la cara y el careto de quienes asoman la patita triunfalmente por los medios de comunicación, sea cine, tele, radio u hoja parroquial. A nuestros ojos, la Sharon Stone está de pan y moja, pero nadie se acuerda de la patulea de gente que pierde las pestañas y manos para mantenerla así de guapetona, a sus maduros añitos. Los gorgoritos que hace en el escenario mi admirada Amaral suenan a gloria celestial pero ni dios sabe la de gente que hace que la cantante sea lo que es: esos que están detrás del escenario encargados hasta de los detalles más nimios. Todos los que vemos copar los megawatios de los focos para ellos solitos no serían nadie si no tuviesen  detrás un equipo de profesionales especializados que les cubren las espaldas y realizan el trabajo más oscuro.   

En el mundo del deporte, todo espectáculo, ocurre lo mismo. El astro, el rey midas, el gran campeón deben gran parte de sus éxitos al trabajo que muchos curritos hacen en la trastienda. Currantes que, en su materia, suelen ser también unos ases, pero que no traspasan el umbral del escenario porque toda la luz tiene que llevársela el jefe, el idolillo de masas o el equipo puntero, no se sabe porqué cortedad de miras. Hoy quiero personificar en un masajista a toda esta gente casi desconocida que actúa para la gloria y el esplendor de los deportistas triunfadores. Estoy seguro que sin su trabajo y el de otra gente anónima, muchas medallas y triunfos deportivos no se habrían producido o serían escasos. Personifico hoy el trabajo imprescindible de estos trabajadores que actúan entre las cortinas del escenario en Marcelino Torrontegui.

No es un masajista cualquiera. En la actualidad lo es del Málaga C.F., pero su labor abarca otros deportes. Tiene en su haber cuatro asistencias a Juegos Olímpicos y 18 campeonatos mundiales de ciclismo. Por sus manos han pasado Miguel Indurain, Tony Rominguer, Lance Amstrong, Oscar Freire,  Alejandro Valverde, Abraham Olano, Alberto Contador, Joan Llaneras o Joane Somarriba. Lo más granado del ciclismo. Pero también Chema Olazabal, el golfista, que no golfo (algunos malos lectores suelen confundirse).  ¡La de cosas que tiene que saber –y no contará nunca- de estos grandes campeones!

Hace varios meses, en el diario SUR, leí una entrevista a Torrontegui, de la que destacaré algunas frases: “El auténtico campeón estimula a todos los que estamos alrededor. Son una gente muy fuerte mentalmente. Los ves tan centrados y tan puestos en su sitio, tan ganadores, que te hacen ellos a ti más que al contrario. Y si alguna vez fallan, saben reconocer inmediatamente sus errores. Son muy autocríticos”. “El deporte ha evolucionado mucho. Pierde un poco de encanto. Hoy hay más presión y nos movemos más en el modelo de empresa que sólo busca rendimiento”. “El deporte de alto nivel sí es perjudicial para la salud. La gente se exprime mucho”.” “Se ha masacrado al ciclismo con el dopaje. En los Juegos de Pekín llegamos y el primer día, análisis de sangre y orina; el segundo y el tercer día, igual. Es el deporte más controlado del mundo.”  

Masajistas, médicos, preparadores físicos, utilleros, psicólogos… y demás auxiliares de los deportistas y de los equipos merecerían salir de vez en cuando a la luz pública, más o menos como ocurre en las películas cuando, tras el acostumbrado final feliz, desfilan los nombres de  todos los que han intervenido en el invento (actores, peluqueros, guionistas, paisajistas, efectos especiales, vestuario…), sin cuya ayuda –cada cual en su parcela- nada hubiera sido igual. El culto al líder, llámese Zapatero, Messi, Penélope Cruz o Emilio Botín no puede hacer olvidar que no serían nadie si detrás de ellos y ellas no trabajase un montón de gente experta y especializada en vendernos la burra y el burro como es debido. Qué quieren que les diga, la historia no la hacen los generales ni los reyes sino los soldaditos y la anónima gente que todos los días tiene que currar si quiere llevarse un trozo de pan a la boca.  

2 comentarios:

Anónimo 4/2/09, 1:36  

Pues si usted me lo permite voy proponer más gente para ser homenajeada.

Entre otros muchos insignes oscuros están los presidentes de clubes de base y más si son de deportes minoritarios. Cuando más minoritarios más oscuros y más puteados.

Y con ellos los directivos que encima ni siquiera firman el escrito que va a la federación, es decir, que ni dios sabe de ellos, pero son los que ponen su coche para ir con los críos un sábado en el que cae agua torrencialmente a disputar una carrera o un partidillo.

Juan Puñetas 5/2/09, 20:29  

Yo hablaba sólo de los que se ocupan de que la estrellita deportiva o los miembros estelares del equipo funcionen públicamente como un reloj y consigan todos los éxitos. Pero ahora que lo dices, si nos vamos al deporte de base (mucho más importante), sí que habría que conceder una medalla a esta gente que pone su coche, su dinero y su tiempo para que los chaveas puedan jugar. Un día de éstos que me levante medio mareao (son los días en que soy capaz de hacer artículos de loas como éste) intentaré meterle mano a esta buena gente.

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