13 de enero de 2009

KANOUTÉ Y LA VOLUNTÉ (TRES MIL EURILLOS DE NADA...)


Ya saben la historia. Hace unos días, en el partido de Copa Sevilla-Deportivo, el jugador local Kanouté celebró un gol levantándose la camiseta. Debajo de ésta había otra con la palabra “PALESTINA”. El árbitro del encuentro le sacó una tarjeta amarilla y luego reflejó en acta el “impropio” proceder del jugador. Como era presumible, el Comité de la Nada (quiero decir, el Comité de Competición de la FEF) lo multó días después con la bonita y redonda cifra de 3.000 eurillos, al cambio, medio millón de las antiguas pesetas. Nunca una camiseta costó tanto dinerín del bueno, que irá a engrosar dios sabe qué arcas. El jugador sabía que su acción le acarrearía la multa, pese a lo cual hizo “lo que tenía que hacer”, según sus palabras.

Tras la sanción, aquí paz y después gloria. Las normas son las normas, según la mayoría del personal del redil y el pesebre, pero hay normas  y comportamientos que dan asco. Algunos –más bien pocos- tenemos un paladar que no traga cualquier bazofia y lo de la referida multa, lo es. La Aguja definió el asunto con una descriptiva palabra (“necios”) dedicada a los alegres chicos del Comité sancionador. El Puñetas todavía quiere ir más lejos, sacando a pasear toda su artillería dialéctica, que es mucha cuando le tocan las papilas gustativas.

Digamos primero que estamos hasta el copetín y el copetón de que en los campos de fútbol los árbitros (usando un reglamento caduco, trasnochado y bastante gilipollesco) pasen por alto infracciones de alto standing como fracturas de piernas, asesinas entradas a los tobillos y otras menudencias,  mientras que por cualquier fruslería sacan una tarjeta amarilla o roja, sea porque este jugador levanta unas manos protestando, ese dice cualquier grosería instalada en el vocabulario habitual  de estos “intelectuales” de medio pelo o… aquel se quita una camiseta para celebrar un gol, que hay que ver la importancia que le dan algunos a semejante casualidad.

Las razones de este error de apreciación tan filibustero y tan de bulto no son sino puramente mercantiles: el fútbol es negocio antes que deporte y está muy feo que los jugadores –en el climax orgásmico de la celebración del golete- suplanten u oculten la marca y propaganda que portan en su cuerpo serrano (en la camiseta y hasta en el culo, oiga) y que tantos réditos crematísticos da a los clubes. Ya digo, lo que está en juego es la pasta gansa. Pero, en vez de dejar a cargo de las empresas publicitadas el castigo por no cumplir el contrato firmado (hay jugadores desmemoriados a los que en la pasión sexual del gooooool se les olvida la cartera ajena que les paga), el propio Comité de Competición de la FEF se encarga de penalizar justicieramente el desliz, bajo el calificativo de “atentado a la dignidad y al decoro deportivo”, considerando como falta grave (uf, gravísima)  la exhibición de “cualquier clase de publicidad, lema o leyenda, siglas, anagramas o dibujos” que no figuren en la camiseta oficial, claro. ¿Necios? Algo peor: no tienen pudor alguno. (Valen todas las acepciones del DRAE). ¿Desde cuándo la estética es objetivo primoroso de lo que acontece en un campo de fútbol? Si quieren ir por este camino, que empiecen multando a todos los jugadores que escupen, incluso a la cara de los rivales.

Qué finolis nos han salido los que se encargan de vigilar que la corrección, el decoro y las camisetas sean un tres en uno. La violencia, en cambio, sea en las gradas o en el propio terreno de juego, se la pasan por los calzoncillos. Así que esta priorización de las normas me resulta indecente, cínica y equivocada. Algunos quizás vean exagerada mi postura (el Puñetas es muy picajoso y de la vieja escuela: la no logsiana), en cuyo caso les replicaré que -para exageración- multar con medio millón de pelas el mostrar una camiseta con la palabra “Palestina”, considerando el asuntejo como falta grave. ¡Hay que tenerlos asííííí de gordos! La inmensa mayoría de los espectadores –tan alejados del terreno de juego- ni se enteraron de lo que tan orgullosamente mostraba Kanouté. Sí, las televisiones y la prensa lo mostraron con detalle, pero si tanta importancia se le da a lo publicado por los medios, mejor sería que los burócratas del futbolín comenzasen a introducir estas tecnologías in situ para ayudarse de ellas en la evitación de goles fantasma, fueras de juego dudosos, penaltis presumiblemente inexistentes, etc. Claro que eso acabaría con parte del morbo y la polémica artificial que sustenta al furbo. Por eso huyen de la modernización de los reglamentos como gato escaldado… aunque bien adinerado.

Y como los reglamentos son los reglamentos, aunque tengan más pie que cabeza, (hablando de fútbol, es lógico, je,je), al menos los alegres chicos de la FEF podrían tener el detallazo de no quedarse con los 3.000 eurillos y donarlos a la Palestina real, esa que está siendo masacrada por el Gobierno israelí y por los descerebrados de Hamas. No hay cosa peor en este mundo que estar siempre entre dos fuegos: el amigo y el enemigo.    

2 comentarios:

Anónimo 14/1/09, 1:56  

Pues estoy con usted en todo lo que dice, y en lo que dice su amiga la Aguja.

¿Sancionan con tanta celeridad y rotundidad cuando un futbolero enseña una camiseta con la foto de su bebé, con el nombre de su madre o el de su esposa?

¿Y si Kanouté no hubiera marcado gol? ¿Nos habríamos enterado de su secreta afinidad?

Me parece que esa chica, la Aguja, ha afinado demasiado la ironía y no se la entiende; me explico: si sancionan la "inoportunidad" de la exhibición del lema y no la exhibición del lema en sí, entonces no están sancionando según ordena su propio reglamento, ¿o no?

¿Habrían sancionado ese mismo gesto hace tres meses, al inicio de la liga?

Que es como para ponerles un cohete a Marte con combustible justo para la ida (¡pobres marcianos!).

Juan Puñetas 15/1/09, 0:24  

Marte queda demasiado cerca, amigo, y lo mismo al cabo de unos años los tendríamos de nuevo por aquí multando a diestro y siniestro según sus particularísimos puntos de vista.

A mí lo que verdaderamente me intriga es a dónde van a parar todos los dineros de las multas.Quien se los embolsa, a qué los destinan, si los dedican al fútbol base o a comilonas, si revierten a los clubes o al Domund, etc. Estoy verdaderamente intrigadísimo con la cuestión, más que nada porque me temo lo peor, pero ya sabe que soy muy mal pensado. (Será por eso que acierto más que yerro, je, je).

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).