4 de noviembre de 2009

LA LEY DEL EMBUDO



Vive el Puñetas en uno de los países del mundo donde hay más leyes por kilómetro cuadrado y habitante. Se fabrican como churros, vengan o no a cuento; se interpretan como dios da a entender pues quienes las escriben adolecen de la virtud de la simplicidad y de ir al grano; la gran mayoría encierran trampas y argucias que sólo conocen los iniciados y, por si fuera poco, su cumplimiento suele ser bastante arbitrario y escaso, siendo los mayores incumplidores aquellos que deberían dar precisamente ejemplo: quienes se las inventan, interpretan o imponen a los demás. En cuestiones leguleyas somos la maravilla de las maravillas, la envidia del planeta y parte de la galaxia…

Una de esas leyes que venía circulando por el país en plan disparate era una que –ahora nos enteramos- llaman la “Ley Beckham”. Que semejante analfabeto haya dado tanto que hablar, incluyendo el aportar su nombre a una ley española, es para salir corriendo camino de Groenlandia, cuando menos. Dicha ley la parieron los políticos de turno con la idea de atraer hacia Spain a ciertas cabezas de huevo del mundo mundial (investigadores, científicos, investigadores, intelectuales de alto copete…) pero resulta que al final los únicos que se han servido y aprovechado de ella han sido los futbolistas extranjeros y sus tapaderas, los clubes que los han contratado. ¿Cómo van a venir científicos a España cuando los pocos que tenemos tienen que buscarse las habichuelas fuera de nuestras fronteras? La respuesta a la ley citada demuestra la estupidez e ignorancia del legislador así como la picaresca de los enteradillos de turno pues, según cuentan ahora las crónicas, los que venían de fuera acogiéndose a ella tributaban sólo al 24 %. Poco más o menos que si fueran pobres de solemnidad. (A este respecto, hace más o menos dos meses, recogíamos aquí la pataleta –bien razonable- del mánager general del Bayern de Múnich, Uli Hoenes, criticando el trato fiscal privilegiado que reciben los futbolistas en España, que le da a los clubes de la Primera División española una ventaja competitiva sobre el resto de Europa. ¡Qué razón tenía el muy pillín!).

Aunque, cuando recogimos la queja del alemán fuimos muy pesimistas con que el actual Gobierno cambiase dicha ley, mira tú por dónde quien tiene boca se equivoca: Don Zapatero nos da una patada en todos los morros y se atreve a mordisquear la oreja un poquitín a los millonarios del futbolín, subiéndoles la tributación al 43 %, pese a lo cual esos jugadores –los que vendrán a partir del 1 de enero de 2010- seguirán siendo riquísimos porque quienes suelen pagarles los impuestos son los clubes. Así da gusto.

En cuanto ha saltado la noticia al césped, los de la Liga Profesional del Fútbolín han puesto el grito en el cielo y en el bolsillo.  "Al fútbol español una modificación del régimen especial de impatriados le supondrá una factura de más de cien millones de euros, por lo que en el caso de ser adoptada habrá que tomar el camino de enfrentarse a esta decisión, llegando incluso a tener que parar la competición". Eso han dicho, en una huida hacia adelante que ojalá se haga realidad –quizás el personal de a pie empiece ya a darse cuenta del morro y cemento armado que gastan los clubes profesionales y sus dirigentes-. En vez de empezar a ahorrar como todo quisque (por ejemplo, no despidiendo entrenadores en cuanto se pierden cuatro partidos seguidos o llevando a los jugadores a hoteles de tres estrellas, que tampoco están mal), estos esforzados del patriotismo futbolero pretenden mantener la discriminación con los futbolistas españoles, que por el mero hecho de serlo tributan muy por encima de ese ridículo 24 % (en España, se diga lo que se diga, es una bicoca ser extranjero) y, por otro lado, quieren seguir riéndose de todos los millones de currantes  que no tienen un club o entidad que les pague los impuestos sino que han de de quitárselos del pan escaso de sus bocas para que el Estado haga de las suyas, mientras que a los dioses del balompié, ni tocarlos, que para eso realizan una labor social de la máxima urgencia histórica: meter goles entre tres palitroques pintados de blanco.

Parece que el ministro de Deportes, don Zapatero, anda más pelado que el culo de un mono y que necesita sacar dinero hasta de las piedras para que papá Estado no se hunda en la miseria y –con él- todos acabemos yéndonos a la porra. Tras la anunciada subida del IVA, que va a dejar en cueros a la clase obrera y a la de medio pelo, ahora –para compensar un poquitín- añade la guinda de unos cien millones de euros que saldrán de los bolsillos de los nuevos craks que don Laporta y don Florentín quieran incorporar a sus megaproyectos balompédicos desde el próximo año. “Con esta subida muchos de esos grandes jugadores recalarán en otros clubes de Europa” –han dicho sin rubor ni vergüenza gentes de la LFP. Por fin han desnudado a estos falsos dioses: el Ronaldo, el Ibra y otros que les precedieron han venido al Madrid y al Barça no por amor a tan lindas camisetas sino por querencia a lo de siempre: la pasta. Y cuanta más, mejor (sobre todo si es libre de impuestos y el que los paga en tu nombre lo hace en un ridículo porcentaje respecto a tus ingresos).

¿Acordará la LFP un paro empresarial en la Liga? Es capaz… Pero mientras lo meditan con la chequera algunos tontícolas pensamos que la burbuja futbolera estallará un año de estos, más temprano que tarde. Lo único que pedimos, en nuestra tontez congénita, es que cuando se produzca sus responsables no acudan llorosos ante el papá Estado a pedirle una ayudita por el amor de dios. Si yo estuviese en el lugar adecuado para tomar las medidas consiguientes, lo tendría bien clarito: iba a aumentar la densidad de población carcelaria española en cuestión de días. Y es que muchos estamos hasta las narices de que en este país siempre se inventen y apliquen las leyes siguiendo las directrices de la ley fundamental del reino: la del embudo. Lo tenemos claro: el que la hace, la paga y no puede ser que proporcionalmente pague más al fisco quien gana menos. Así de claro y así de simplísimo. El que busque privilegios de niñato rico que se vaya a vender sus abalorios más falsos que Judas a las Islas Jersey o las Caiman donde –por cierto- creo que tienen una Liga de lo más interesante...

2 comentarios:

capanegra 9/11/09, 1:16  

Normal que los futbolistas no se quejen. Pongan el tipo impositivo que pongan, sus impuestos los van a seguir pagando las sociedades anónimas que los han contratado (que no clubes). Supongo yo que a los futbolistas españoles de copete también las sociedades anónimas deportivas que los contratan les paguen sus impuestos. Así cualquiera... No es de extrañar la deuda histórica del fútbol... Como la deuda histórica de los ayuntamientos... ¿Y no es histórico que las deudas llamadas históricas acaben por condonarse en todo o en parte? Demencial...

Juan Puñetas 11/11/09, 23:29  

Al final, parece que van a tragar. Los jugadores no tienen problema pues seguirán siendo las sociedades anónimas que los contratan quienes correrán con los gastos, y éstas seguramente encontrarán una contrapartida del gobierno subiéndole la aportación de las quinielas, bajándoles algunos impuestos propios o sacándose de la manga cualquier ley-trampa. Da igual la fórmula porque una cosa está clara: pagan los paganos que van al fútbol y... los que no van. De hecho todos estamos pagando ya con nuestros impuestos (a muchos Ayuntamientos, por ejemplo) alguna parte de los ingresos de esas sociedades anónimas...que -dicen- representan a la ciudad y al personal... ¡Qué más quisieran ellos!

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