20 de junio de 2006

NAVEGA COMO PUEDAS


“Desde hace tres décadas, cada tres años, se celebra una competición por equipos que simula la aventura mundialista de Elcano pero en plan ricachón y mediático, simplemente porque sí, porque hoy día hay mucha gente que se aburre soberanamente, a la que le sobra la pasta gansa en los bolsillos y necesita echarse de vez en cuando unos esfuerzos así de grandiosos. Llegamos así a la Volvo OCean Race”. Esto escribía allá por noviembre del año pasado, cuando comenzaba una nueva edición de esta prueba. Ruego un vistazo retrospectivo para situarnos en el punto de mira.



Como todo tiene su fin, hasta la mayor de las idioteces, hete aquí que la Volvo ha concluido el pasado fin de semana, con la victoria del barquichuelo patrocinado por el pobretón Banco holandés Amro, que escrito de otra forma, significa Amor. Al dinero, claro.


En el magazín XLSemanal se publicaba este domingo la odisea sufrida por el equipo español. (Para estas cosas majaronas, nadie nos moja el pelo. Un país de nuevos ricos no puede faltar a la cita con cualquier estupidez ultramoderna). Recomiendo la lectura del reportaje que se encuentra por ahora en esta dirección online.



Ocho meses de penalidades y miserias, un muerto de por medio, el barquito de vela español tocado y hundido. Bien empleados los 18 millones de euros que costaba el proyecto español, la mitad destinados al barco, de nombre Moviestar (ya podría Telefónica gastarse el dinero de sus clientes en mejorarle el servicio en vez de emplearlo en estas tonterías) y la otra mitad de la pasta gastada en la cosa de la logística y el personal. El Puñetas no comprende que haya gente que se lo pase pipa tantos meses en medio de oleajes de hasta 12 metros, con vientos huracanados, los higadillos bailoteando en la barriga, comiendo porquería enlatada, durmiendo menos que un insomne crónico, pasándolas canutas cada dos por tres, seis. Será que el menda lerenda es muy poco romántico y escasamente audaz, pero mi caletre no logra alcanzar lo que esta práctica masoquista y millonaria tiene de “deporte”. Donde un hombre al agua equivale casi con total seguridad a un hombre fiambre. Donde días y días se está en una actitud de mera supervivencia con vientos cercanos al doble de lo que se permite en una normalita y tranquiloide regata. Donde las lanchas o bólidos marinos alcanzan velocidades que duplican a las habituales. En fin, una prueba marítima descomunal que no lleva a ninguna parte, porque la acabas –si los hados te han sido propicios- y ya está. Comprendo que a unos pocos les apasione el tema, pero creo que hay maneras más sanas, tranquilas y eficaces de tirar el dinero por la borda.


Pero no importan los sudores, la sal, los vientos y las tempestades echadas al cuerpo. Los interfectos ya están soñando con la próxima Ocean Volvo. El humanoide es el único animal que es capaz de tropezar quinientas mil veces en la misma piedra. Hasta que se la come, claro. Entonces se indigesta y la espicha. “El Moviestar, probablemente, está en el fondo del Atlántico. Hans Horrevoets dejó esposa y una hija”. Bendita manera la que tienen algunos de divertirse y largarse al otro barrio. Son muy libres, aunque sea una soberana estupidez, pero por lo que no paso es porque a “eso” se le llame “deporte” y que durante varios meses nos vendan la burra a los pobres sedentarios y modestos deportistas de que la Ocean es lo más de lo más. De locos está el mundo lleno, pero que nos dejen en paz a los cuerdos. Entre los que incluyo a los miles y miles de pescadores que por el mar navegan en busca de pescaítos con los que ganarse pobre y honradamente la vida. Y nosotros que los disfrutamos a mandíbula batiente…

2 comentarios:

Anónimo 20/6/06, 22:22  

A mí el parchís ya me parece un juego alucinante, así que no veas la Volvo esa...

la aguja 21/6/06, 1:42  

Yo reivindico mi lucha de siempre; dinero de los contribuyentes (aunque sea contribuyentes a Movistar) para un deporte de egoístas: sólo lo disfrutan quienes lo practican.

Por lo que tampoco paso es por la venta exagerada que se nos quiere hacer del producto enlatado éste. Pero si el dinero les da para seguir insistiendo, seguro que dentro de unos añitos tenemos una Ocean Race de selecciones nacionales con millones de apasionados por todo el mundo que la seguirán sin haber pisado un barco en su mísera vida (videojuegos incluidos, con tiburones y todo).

En fin, que vete comprando tu barquito para estar IN (a la moda, vamos) y fardar mazo por las beachs de la Costa del Sol.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).