16 de septiembre de 2009

LA PELI DE LA FÓRMULA GUÁN

Menudo follón (otro más) se ha liado en la Fórmula I (Guán, para los amigos) con el Gran premio de Singapur de septiembre de 2008. En un deporte en que el que no corre, vuela, resulta cómico que sus dirigentes tarden casi un año en darse cuenta que en aquella carrera hubo trampa. Quizás se explique porque fue la primera que se corría de noche y, bajo la luz de las estrellas y la luna lunera, ya se sabe que todos los gatos son pardos. Sobre todo si son de yeso, como les pasa a los alegres chicos de la FIA (Federación Internacional del Automóvil). Ojo, no confundir con la TIA de Mortadelo y Filemón.

Seguro que el enredo dará origen a una bella película a cargo de algún descerebrado director de Hollywood. Se dan todos los ingredientes para un buen argumento, tras leernos casi una enciclopedia respecto al affaire de marras: niñato hijo de papá, rico bien rico, homosexualidad, pasta gansa, chicas guapas, emoción bajo la lluvia, intriga, venganza, hombre bueno que no se entera de ná….

Antes de  largarse de la FIA el 23 de octubre próximo (porque lo han echado a consecuencia del rifirrafe de hace unos meses entre aquella y la FOTA) el presidente Mosley, aprovechando que un despechado niñato ha cantado la gallina (con retraso, pero más vale tarde que nunca), amenazaba con sancionar muy duramente a Renault por amañar presuntamente aquella carrera de Singapur. Ya saben…

. BRIATORE, jefazo de la escudería franchute y ricacho de profesión: “Nelsiño, guapo, ya que no vales como piloto ni para circular por la Nacional II española, y dado que este año no nos estamos comiendo una rosca, ¿por qué no estampas tu cara bonita contra un murete de protección justo en el momento en que Alonsito pueda beneficiarse de tu trompazo? Habrá safety car y aprovecharemos la ocasión”.

. NELSON PIQUET, pilotillo de Renault, hijo del Gran Piquet, al que se le parece en los circuitos como una naranja a una nuez: “Flavio, rico, que por muy pequeñito que sea el tortazo mi cuerpo serrano se lo va a llevar enterito. ¿Y tú qué me das a cambio, además de mandarme al paro?”

No se sabe cómo debió proseguir la conversación pero las suposiciones son muchas. El caso es que Nelsiño se dio una piña en el momento oportuno y el niño mimado de la afición automovilística española ganó aquella carrera nocturna. Había salido en el puesto 15 y aunque adelantó varios puestos, tras repostar, volvió a quedarse el último. Entonces el brasileño se estampó contra el muro (salió ileso, claro), hubo un safety car y Alonso quedó en una de las primeras posiciones. Ocurren entonces algunos incidentes menores, los coches que tiene delante han de repostar y el asturianín, más listo que el hambre, aprovecha la ocasión, la mecánica del coche responde –cosa rara- y llega a la meta como increíble vencedor.

Antes de la carrera, el bueno de Alonsico había manifestado según cuentan las hemerotecas: “Más que una estrategia hay que preparar un milagro”. Tras acabar victorioso lo primero que dijo fue, en un rasgo de absoluta sinceridad: “Ayer estuve muy desafortunado pero hoy he sido muy afortunado en carrera gracias al 'safety car'. Es increíble, es algo que no me esperaba". ¡Ay, pardillo, que  parece que no te enteraste de nada…! (O eso es lo que deseamos los cinéfilos porque en toda buena película de acción siempre debe haber un chico bueno…).

Sea o no cierto el tramposo numerito de Renault, lo cierto es que hoy mismo el italiano afrancesado del Briatore ha presentado su dimisión junto al ingeniero jefe. “Para salvar al equipo” han manifestado.  Una de dos: o el magnate de don Flavio reconoce así que hubo trampa en Singapur y con su salida como máximo responsable –pactada con Renault, por supuesto- logra evitar una sanción a la escudería francesa; o, si nos inclinamos por su inocencia, hay que reconocer que ha caído como un pardillo en los tejemanejes politiqueros y mafiosillos del presidente de la FIA, quien de dos plumazos –en cuanto supo que se tenía que largar de su cargo- se ha liquidado a dos de los más insignes personajes de la Fórmula I de los últimos tiempos: primero a Ron Dennis, de Mclaren y ahora a don Flavio. Los cuchillos, las navajas y las rencillas de la retaguardia son a menudo mucho más interesantes que lo que se ventila en el asfalto de los circuitos, aunque es raro que salten a la luz pública. 

Como en el Arco somos muy peliculeros (aunque no vamos al cine desde la Edad de Piedra), nos inclinamos más por esta segunda opción: la venganza. La historia real -al final- quedará sin saberse, así que no es malo que le echemos imaginación al asunto. El año entrante, sin los grandes capos de la Fórmula Guán (sólo falta que al Ecclestone, gran maestre de la cosa, le dé un patatús en alguna fornicación con una guapa moza), habrá borrón y cuenta nueva. 

No, no he acabado todavía -querido lector- porque falta la traca final puñetera. Ahora vamos a decir  lo que nadie ha dicho. La trampa de Singapur pudo ocurrir porque a los lumbreras de la Fórmula Guán se les ocurrió un buen día una genial cagada, que disfrazaron de idea muy guay: el safety car. Vaya usted toda la carrera en primera posición, con una hora de ventaja sobre los rivales, para que por culpa de un accidente se pare la cosa y todos empiecen de nuevo. Y como justo ibas a entrar a repostar, de ser el primero pasas por arte de birlibirloque a ser el último. ¡Genial, pedazo de genios motorizados! Además de injusta, atrabiliaria y absurda, la chorrada del safety car daba pie a que alguna gente sin escrúpulos montase el numerito que –presuntamente- ideó Renault. ¡Bravo, lumbreras!

Esperemos que la temporada próxima desaparezca esta regla tan poco deportiva, Alonso se vaya definitivamente a Ferrari, los coches se muevan silenciosamente por el circuito, consuman dos litros a los cien kilómetros y que la Sexta retransmita las carreras codificadas –son capaces- para aumentar así las plusvalías. El negocio, por parte de unos y otros, debe continuar aunque el deporte en sí de la Fórmula Guán siga siendo más soso que una lata de berberechos. ¿O era de sardinas? 

4 comentarios:

Cítrico Limóndez 18/9/09, 1:02  

Concluye usté diciendo que "el deporte de la Fórmula Guán"...

No sé yo si será mucho decir... Dejémoslo en el espectáculo, sea circo o/y negocio.

Pudiera ser que el conducir a velocidades supersónicas estrese y uno deba tener una constitución férrea. Pero todo lo que se hace sufriendo un desgaste físico es deporte.

Es más, le voy a regalar uno de esos oxímoros que son tan difíciles de encontrar en la vida real (como "monarquía parlamentaria"), que en la jerga poética todo tiene validez (como "silencio atronador"). Aquí va: "deporte profesional". No puede ser... O una cosa o la otra, pero las dos a la vez no puede ser y además es imposible.

Juan Puñetas 20/9/09, 0:59  

Bueno, lo de "deporte de la Fórmula Guán" es para entendernos... porque yo también creo que la cosa es dudosa. Para mí que quien hace más deporte es el coche y la chica que lleva el paraguas para que a los pilotos no se les moje el pelo o les dé el sol, pero en estas cosas admitirá que las opiniones son discutibles. Igual que en los otros ejemplos que cita. Y para que vea que yo también puedo poner ejemplillos equivalentes, dándole parte de razón (si le doy toda entonces yo me quedo sin razón alguna) le citaré varios: proclamarse "republicano monárquico", decir "gol milagroso" o llamar a la selección de tenis "la Armada española"(hoy se han clasificado para la final de la Davis). No sabía yo que las raquetas también entran en la categoría de armamento...

capanegra 24/9/09, 0:23  

Quizá hagan tanto o más esfuerzos los mecánicos que los pilotos. ¿Serán deportistas los mecánicos ya que no están trabajando sino compitiendo?

Juan Puñetas 24/9/09, 0:43  

Sí, me olvidaba de los mecánicos, esos a los que las prisas de los pilotos se llevan por delante de vez en cuando...

Pero ya ha visto las consecuencias de la peli: el pobrecito Briatore suspendido a perpetuidad. Todavía anda revolcándose por las esquinas. De risa y de rabia. Al final el tal Mosley se ha salido con la suya y se ha cargado a los dos capos que le pusieron contra las cuerdas con aquello de la guerra entre las grandes escuderías y la FIA. Es probable que lo que cuenta el niño de papá sea cierto, aunque hacer esa jugada cuando Alonso iba el último... (al final ganó por chiripa), pero cosas más tontas se han visto. El caso es que la Fórmula I va a perder mucho sin estos personajes, lo único que le iba quedando de no sosería aunque supongo que pronto aparecerán otros que les sustituirán. (mejor sería que fueran "otras").

Me alegro de reencontrarle, señor Capanegra, y sepa que el domingo próximo estoy dispuesto a escribir sobre ajedrez, con el duelo Kasparov y Karpov de Valencia. ¡A veces tiempos pasados fueron mejores!

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