EL DAKAR DE SÁINZ, AL BOTE
Tenía el hombre ganas de llevarse el Dakar para casa. Ni dos campeonatos del mundial de Rallys (1990 y 1992) ni cuatro subcampeonatos. A Carlos Sáinz lo que le molaba de verdad era ganar el rally ese del Dakar, una carrera como las de su época de esplendor pero con mucho más polvo y glamour. Tres añitos llevaba detrás del intento y al cuarto, por fin, lo ha conseguido. Felicidades, hombre… El Dakar ya lo tiene en el bote.
Pues no sé qué decirle, amigo. Me alegro por don Carlos igual que lo haría por cualquier persona de bien que se fija un ideal en su vida, una meta complicada, una ilusión querida y lucha al máximo de sus fuerzas (aún a riesgo de su vida) para alcanzar su utopía o sueño. Si no fuera por gentes así el mundo estaría lleno de conformistas complacientes y sedentarios pasotas. Mientras muchos bípedos humanoides, a los 48 años, andan barrigudos y artrósicos porque su ilusión más vital es batir el récord de permanencia en el sofá, nuestro héroe es capaz –a esa misma edad- de pelearse con desiertos, dunas, charcos, árboles, polvos y lodos varios a lomos de un pedazo de coche que quita el “sentío” (mayormente, por los berridos que salen de su tubo de escape). A gentes de esta audacia, arrojo y espíritu peleón hay que darles de comida aparte. Y valorar en su justa medida el esfuerzo realizado.
Claro que si toda esta gigantesca energía y valores positivos se pudiesen aplicar a otro tipo de “hazañas”, a uno la cosa le haría más tilín. Quizás los tiempos no acompañen, porque de haber nacido en siglos anteriores, don Carlos Sáinz habría sido un marino intrépido, un soldado audaz, un aventurero descubridor de nuevos mundos… Como, a las alturas de siglo, todo está ya inventado, ahora sólo quedan ciertos deportes y competiciones donde poder sacar afuera ese caudal de fuerza y arrojo interior que en otro tiempo hubiera llevado a sus dueños a realizar hazañas de más alto calado. El siglo es lo que da, así que no podemos desmerecer el valor del éxito de Sáinz aunque siempre preferiremos –somos unos nostálgicos, qué le vamos a hacer- las aventuras de los viejos misioneros, los extintos exploradores, la aguerrida soldadesca cuando las batallas se ganaban sólo a fuerza de estocadas y mandobles.
De lo que nadie me apeará del burro es de que el rally del Dakar sigue siendo, se corra en el África negroide o en la Argentina-Chile blancoide, una competición circense, mortífera (este año también ha tenido sus finados), derrochona, antiecológica y mugrienta. Eso sí, aporta unas fotos y vídeos de lo más bonito y espectacular. De modo que, para que no se me enfade (“ni pa ti ni pa mi”, que dicen en mi pueblo), si le gusta el rally, disfrute con la hermosura de estas fotos y de este video del 2009. Y si hecha algo más que las muelas por semejante engendro automovilístico, reviva de nuevo o por primera vez las lindezas que el Puñetas le ha dedicado en años atrás. En uno u otro caso, ¡a disfrutar, que son cuatro días!
-Parece que lo dice usted con recochineo más que con cierta alegría porque un compatriota suyo haya ganado semejante carreraza…
Pues no sé qué decirle, amigo. Me alegro por don Carlos igual que lo haría por cualquier persona de bien que se fija un ideal en su vida, una meta complicada, una ilusión querida y lucha al máximo de sus fuerzas (aún a riesgo de su vida) para alcanzar su utopía o sueño. Si no fuera por gentes así el mundo estaría lleno de conformistas complacientes y sedentarios pasotas. Mientras muchos bípedos humanoides, a los 48 años, andan barrigudos y artrósicos porque su ilusión más vital es batir el récord de permanencia en el sofá, nuestro héroe es capaz –a esa misma edad- de pelearse con desiertos, dunas, charcos, árboles, polvos y lodos varios a lomos de un pedazo de coche que quita el “sentío” (mayormente, por los berridos que salen de su tubo de escape). A gentes de esta audacia, arrojo y espíritu peleón hay que darles de comida aparte. Y valorar en su justa medida el esfuerzo realizado.
Claro que si toda esta gigantesca energía y valores positivos se pudiesen aplicar a otro tipo de “hazañas”, a uno la cosa le haría más tilín. Quizás los tiempos no acompañen, porque de haber nacido en siglos anteriores, don Carlos Sáinz habría sido un marino intrépido, un soldado audaz, un aventurero descubridor de nuevos mundos… Como, a las alturas de siglo, todo está ya inventado, ahora sólo quedan ciertos deportes y competiciones donde poder sacar afuera ese caudal de fuerza y arrojo interior que en otro tiempo hubiera llevado a sus dueños a realizar hazañas de más alto calado. El siglo es lo que da, así que no podemos desmerecer el valor del éxito de Sáinz aunque siempre preferiremos –somos unos nostálgicos, qué le vamos a hacer- las aventuras de los viejos misioneros, los extintos exploradores, la aguerrida soldadesca cuando las batallas se ganaban sólo a fuerza de estocadas y mandobles.
-Jodé, Puñetas, es usted capaz de sacar un articulillo de cualquier fruslería… Diga simplemente lo que todo el mundo, que Carlos Sáinz ha roto el maleficio y ha ganado el Dakar sudando polvo, sangre, sudor y lágrimas. Y déjese de épicas del año de la Pera que ya nadie valora porque son incomparables con la poesía de un gol de Messi, el arte de un regate de Cristiano o la escultural belleza de un mate a cuatro manos de los hermanos Gasol.
De lo que nadie me apeará del burro es de que el rally del Dakar sigue siendo, se corra en el África negroide o en la Argentina-Chile blancoide, una competición circense, mortífera (este año también ha tenido sus finados), derrochona, antiecológica y mugrienta. Eso sí, aporta unas fotos y vídeos de lo más bonito y espectacular. De modo que, para que no se me enfade (“ni pa ti ni pa mi”, que dicen en mi pueblo), si le gusta el rally, disfrute con la hermosura de estas fotos y de este video del 2009. Y si hecha algo más que las muelas por semejante engendro automovilístico, reviva de nuevo o por primera vez las lindezas que el Puñetas le ha dedicado en años atrás. En uno u otro caso, ¡a disfrutar, que son cuatro días!
2 comentarios:
Anti-eco-eco...
Antiecológica y antieconómica... Derroche energético pagado con los dineros de los contribuyentes...
¿Cuánto pagan y además cuánto les cuesta a los gobiernos chileno y argentino la carrera tonta esta de marras?
Don Capanegra, no me sea usted negativo. No piense en el dineral que le cuesta a los chilenos y argentinos semejante memez. No piense en el asco que produce al medio ambiente local el ver pasar a esos locos cacharros echando leches y gasolina y otras porquerías. ¡Piense en lo bien que se lo pasan gentes como don Sáinz y otras que participan en la carrera y que se ganan las habichuelas de todo el año gracias a los premios y otras zarandajas que hay por en medio.
¿Ve qué fácil es mostrarse en positivo?
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